Cuando se anuncia el inicio de una obra de magnitud como la construcción de un viaducto en la doble vía Vinto y a la altura del Aeropuerto “Juan Mendoza”, el hecho muestra dos aspectos especiales, por un lado que la moderna ingeniería permita incluir obras adicionales en una avenida, para facilitar la ampliación nada menos que de la franja de aterrizaje de un aeropuerto y por otro la realidad de una vecindad que deberá soportar más de un año el movimiento de tierras, maquinarias e interrupción del tráfico regular en esa ruta.
Irrefutable el hecho de que se trata de un proyecto complementario que dará mayor facilidad, seguridad y mejor utilidad a una franja de aterrizaje en lo que constituye el aeropuerto “Juan Mendoza”, habilitando además un viaducto que por las características de su futuro servicio debe cumplir algunos requisitos que seguramente están siendo considerados en el proyecto, que si bien no se lo ha mostrado públicamente, importará una obra de verdadera ingeniería de avanzada.
Los pasos que se han dado en la puesta en marcha del proyecto, consideran inicialmente la contratación de la empresa Convisa, que además cobrará por ejecutar el proyecto en su totalidad, la suma de 58 millones de bolivianos y deberá cumplir un cronograma de 14 meses, que se entiende ya está corriendo desde que se emitió la “orden de proceder”, el mes de enero pasado.
Entre algunos detalles del proyecto se sabe que estaba en fase de aprobación después del estudio e identificación de suelos y se procederá casi de inmediato con las obras en el terreno, lo que significa la operación en su inicio con la habilitación de caminos alternos para evitar perjuicios al transporte público y al privado, que transitan por esa vía y lo hacen de manera intensa y permanente.
¿Cuál es la urgencia para ampliar la pista de aterrizaje? Esa es la pregunta del ciudadano común y resulta que el espacio que requieren aviones de gran tonelaje e inclusive los comerciales de pasajeros en un aeropuerto de categoría internacional, necesitan mayor longitud de pista, por lo que la extensión que se habilitará será de 400 metros más de longitud en el sector Sur del aeropuerto, lo que facilitará el desplazamiento de naves aéreas no solo de manera unidireccional, sino también bidireccional, respondiendo así a exigencias del más moderno sistema aeroportuario.
Como no se presentó aún el proyecto en sí y menos se conoce una exhibición de lo que significará la ampliación de la pista y la construcción del viaducto, es normal que asalten muchas dudas a la población, especialmente de urbanizaciones que están próximas y en el entorno de las futuras obras. Pues hay fundados temores de que se altere la rutina en el trabajo del transporte público y en la comunicación de movilidades de empresas que se encuentran en la zona industrial que ha crecido en el último tiempo y que no puede alterarse de manera significativa en perjuicio de la colectividad.
Todo emprendimiento de desarrollo implica sacrificios y molestias, pero tales condiciones deben ser estrictamente limitadas al respeto de los derechos ciudadanos y la consideración necesaria de una población que no merece alterar su modus vivendi más de un año con incomodidades que genere el desarrollo de un proyecto estructural en una parte sumamente sensible para el tráfico vehicular y peatonal.
Las obras comenzarán en cualquier momento, por lo que se espera que las mismas no sean atentatorias a la seguridad y comodidad de la ciudadanía.
Fuente: LA PATRIA
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