Es interesante hablar de prosperidad, pero es mejor relievar una prosperidad compartida, como la que sugiere el Presidente del Banco Mundial (BM) con residencia en nuestro país. Emitió valiosas opiniones en una entrevista concedida a un diario de circulación nacional.
A propósito del tema, la referencia de que todo cambia…hace énfasis en los cambios políticos y económicos que se dan en Latinoamérica y cuya incidencia tiene su relación directa en los planes económicos, su desarrollo y sobre todo su efectividad.
El ejecutivo del BM reconoció que el organismo mundial también está en un claro proceso de cambio, lo que significa que algunos antiguos moldes de la institución están siendo superados para acortar las distancias entre lo que se consideraba un “banco de élite” y lo que debe ser ahora, un banco próximo a la realidad de cada país y bajo ciertos condicionamientos que están ajustándose a las condiciones socio culturales de cada Estado en particular.
El lineamiento renovado del BM hasta hace cierto tiempo atrás era considerado como muy complejo, pero visto además como un organismo con muchos prejuicios y por lo mismo con ciertas limitaciones internas para abrir procesos de cooperación con países de avanzada.
Por lo que expuso en la entrevista periodística el ejecutivo del Banco Mundial, puede entenderse que ahora soplan nuevos vientos en ese organismo y el modelo de servicios está muy próximo a la realidad de los países a los que les presta asistencia financiera para encarar proyectos que estén ligados con las posibilidades de fortalecer iniciativas para alcanzar un desarrollo sostenible.
Y los cambios realmente son interesantes, tanto así que en el BM ahora se habla de reformas en base a errores cometidos adecuándose, en el caso de Bolivia a su proceso de cambio, flexibilizando las exigencias que hasta hace poco eran estrictas para poder concretar el apoyo de ese organismo que ahora apoya las tareas colectivas para que progrese el país, sin esperar que todas las pautas del ejercicio crediticio deban darse en Washington, ahora la dinámica de acercamiento a la realidad de cada nación latinoamericana, de modo que la eficiencia del BM pueda percibirse objetivamente en las comunidades a las que apoya de manera práctica y objetiva.
Por lo expuesto se entiende que los vientos que soplan actualmente en el BM, empujan a ésta entidad a convertirse en “socia” del Gobierno que obtiene un determinado financiamiento para ejecutar planes de asistencia social, de manera especial en rubros de salud, educación u otros que tienen que ver con infraestructura vial y lógicamente crecimiento de poblaciones rurales.
Para el organismo crediticio mundial Bolivia está atravesando por un periodo de bonanza, con excelentes reservas y un sistema de crecimiento con buenas señales, lo que representa seguridad para que organismos como el BM no duden a la hora de aprobar finanzas apropiadas para encarar programas de impulso a sistemas productivos, con garantía de rentabilidad.
El Banco Mundial considera que el “plan económico” nacional está bien y por lo mismo vale la pena apoyar los planes dirigidos a salir de la pobreza, tarea nada fácil si no se cuenta con apoyo decidido y prácticamente utilizable. Lo interesante de la nueva propuesta del BM, es que teniendo opciones favorables para el crecimiento nacional vale la pena aprovechar la instancia de cambio, pero haciendo que el modelo asegure la prosperidad compartida. Un desafío a la creatividad de nuestras autoridades que manejan nuestra política económica.
Fuente: LA PATRIA
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