Jueves 29 de mayo de 2014
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En pocos días la afición mundial vivirá una ecuménica jornada de fútbol en el Brasil, el país más grande de Sudamérica, cuyos deportistas tratarán de revertir lo ocurrido en 1950.
El balompié, es la pasión de multitudes que acudirán a los campos deportivos para alentar a sus favoritos con la esperanza de verlos coronados como campeones mundiales.
Los hermanos brasileños, al igual que en otras naciones, pasan por momentos difíciles por la desatención a sus premiosas necesidades, razón fundamental para que cada día, los movimientos sociales, como maestros, obreros y gente de la clase media, salgan a las calles para protestar por la forma cómo su gobierno ha dispuesto millonarios desembolsos en la construcción y mejoras de escenarios futbolísticos.
La crisis allá es profundamente agobiante, circunstancia por la que se pide que haya más atención en educación, salud y bienestar social, sin perjuicio de crear mayores fuentes de trabajo para paliar en algo el fantasma de la desocupación.
Diferentes medios televisivos muestran manifestaciones contrarias al mundial de fútbol, porque consideran que ese deporte se transformó en una acción lucrativa en beneficio de pocos, dejando de ser aquella práctica deportiva que pueda atraer más y mejores futbolistas, situación que se verifica en el terreno cuando ya no se da importancia a las ligas menores o categorías inferiores.