Chile muestra interés por retomar la agenda bilateral con Bolivia, pero ahora eliminando el tema marítimo de la agenda de 13 puntos que fue elaborada y admitida entre los mandatarios de ambos países en su primera gestión de 2006 al 2010. Ese documento fue congelado por el presidente Salvador Piñera en su mandato de los siguientes cuatro años.
Hay que recordar que durante el último gobierno de Chile se intentó de manera infructuosa restablecer el diálogo con la diplomacia de ese país, la obcecada posición del anterior mandatario y de su entorno de asesores, dejó el caso del reclamo boliviano, prácticamente desahuciado, lo que obligó al gobierno de Bolivia iniciar el juicio ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya sustentando la demanda con valiosa documentación.
Ya con el nuevo gobierno chileno y el retorno de Michelle Bachelet se esperaba un reinicio del diálogo con un adecuado proceso diplomático que sin embargo no prosperó hasta la fecha, debido a la posición “recomendada” de no tratar el asunto marítimo boliviano, aunque la Presidente de Chile hizo saber que hay la mejor predisposición para encontrar “normalidad” en las relaciones con Bolivia, pero “quitando de la agenda” el tema marítimo.
La respuesta boliviana a tal insinuación ha sido contundente, reiterándose que la demanda marítima es una política de Estado que no puede ser relegada pese a que el asunto esté en jurisdicción de la justicia internacional.
El Vicepresidente de Bolivia, aclaró conceptos, ratificó la intención del diálogo con Chile pero sin cambiar la demanda y menos disminuir la fuerza nacional en demanda de un retorno al mar. Lo que se ha pedido a la CIJ es que ese organismo obligue a Chile a negociar “de buena fe” una salida al mar pero con soberanía que sería el fin de un litigio que Chile quiere impugnarlo, pero que para Bolivia es un tema central e irrenunciable.
En el lado chileno la mandataria Bachelet durante su primer informe ante el Congreso de su país, señaló que pese al juicio instaurado (por Bolivia) ante la CIJ de La Haya, se espera la regularidad de negociaciones con Bolivia en otros temas, “esperamos que nuestros países sean capaces de mantener la normalidad en el resto de los ámbitos de la relación bilateral”.
La intención resulta interesante, empero hay aspectos que ponen dudas al comportamiento del Gobierno chileno, especialmente cuando insiste en el “respeto al Tratado de 1904”, que definió la frontera entre ambas naciones y dejó a Bolivia sin su acceso al Océano Pacífico. Una relación de hechos continuos muestran con absoluta claridad que el Tratado de 1904 es incumplido por Chile, creando perjuicios a la economía boliviana, que no goza de las prerrogativas que impone ese documento para facilitar el tráfico de mercadería de ida y vuelta, en el Puerto de Arica, además de otras situaciones que están pendientes y que tampoco Chile muestra voluntad de solucionarlas, como la deuda histórica del país trasandino por el uso irregular de las aguas bolivianas de las vertientes del Silala, o el desvío del río Lauca que dejó sin esas aguas a miles de agricultores del altiplano boliviano.
Las cosas están actualmente en una balanza de “orden diplomático”, que debería mantenerse sin inclinaciones forzosas de ningún tipo y menos bajo las presiones de políticos conservadores que no aceptan las nuevas corrientes de justicia, solidaridad e integración entre los pueblos de ésta parte del continente.
Fuente: LA PATRIA
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