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Domingo 25 de mayo de 2014

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Cultural El Duende

Calidoscopio callejero e histórico de Sucre

25 may 2014

(fragmentos)

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LOS BALCONES DE ANTAÑO

El amanuense gusta observar los balcones coloniales, tallados y solemnes, con madera de o color oscuro o claro, con hierro forjado o combinado con madera, grandes o medianos, pequeños y silenciosos. El caminante pensaba que los habitantes de esas épocas pretéritas construían balcones para que sus mujeres recibieran las canciones de sus amados, pero los historiadores le aclararon que esos lugares servían para observar las corridas de toros, los desfiles de los hispanos encima de sus caballos enjaezados, las fiestas de la Virgen de Guadalupe y otras festividades más. Y así constata el amanuense, pues encontró un documento en el Archivo Nacional por el que la Universidad de San Francisco Xavier, en 1790, resolvió: “hacer balconería en las paredes que caen a la plaza” porque sostenían que “la gente decente y colegiales ya no miran los toros de los tablados sino desde los balcones”. La propia casa de educación superior, tiempo después, alquiló sus balcones de la hoy denominada Casa Alzérreca para la fiesta de Guadalupe porque la corrida de toros se efectuaba en la Plaza Mayor. Sin embargo, otros documentos revelan que los habitantes de la Villa de La Plata también utilizaban para cantar coplas, debajo de los balcones, a sus bellas mujeres.

LA FUENTE DEL INISTERIO

La mañana amaneció fresquita y románticamente neblinosa y el amanuense, se conoce que fatigado a resultas de sus esfuerzos de cartógrafo, se quedó en la cama hasta las ocho; antes, a la siete o siete y media, el caminante, se alimentó de un vaso de leche y un jugo de papaya; después, antes de volver a dormir, planificó ir a la fuente de la inteligencia. A cuatro cuadras del mercado central se encuentra la fuente del agua del Inisterio, en el camino se ubica el inmueble donde vivió el Presidente Mariano Melgarejo. El agua de esta fuente tiene la virtud, según aseguran quienes lo saben bien sabido, de otorgar inteligencia y audacia a la persona que lo prueba, y ésa fue la causa por la que muchos nativos bebían de esa fuente, así como de otros visitantes que conocieron de los poderes mágicos del agua maravillosa. Los sucrenses, cuando constataban la pobreza mental de los gobernantes, invitaban a beber el agua de la fuente del Inisterio. Ahora no se sabe si el agua que existe en esa fuente es la auténtica o la corriente.

LAS SIETES “PATAS”

El amanuense, a punto de pintarse la luz sobre la ciudad, se hace otra vez al camino. Se anda bien y suelto a la mañana temprano, después de haber dormido plácidamente.

Antes de que el caminante visite otros lugares, los pájaros del cielo empiezan a cantar, jolgoriosos, mientras la luz pinta de mil colores la mañana; el amanuense, que es hombre de inclinaciones sencillas y hábitos románticos, camina en busca de las denominadas “Siete Patas”, porque Sucre está edificada sobre siete pequeñas colinas. El investigador del folclore chuquisaqueño, Felipe Costas Arguedas, al hablar de las Patas de Sucre señala: “Creemos que los anteriores topónimos tengan una posible ascendencia incásica”.

Lo curioso de las “Siete Patas” de Sucre es que se asemejan a las ciudades históricas de Constantinopla y Roma, que también crecieron sobre siete colinas. Por otra parte, hay estudiosos que aseguran que el número siete, en muchas culturas, es considerado mágico o profético. Las “Patas” por las que camina el amanuense son llamadas en quechua Munaypata, Ch’arkipata, K’uripata, Surapata, Alalaypata, Wayrapata y Qunchupata.

Munaypata significa “colina de amor” o “colina de los enamorados” porque en esos lugares se amaban las parejas y ahora, de vez en cuando, retozan sin darse cuenta que algún curioso les observa. Esa colina se ubica en la zona de la Recoleta, el Guereo, las calles Suipacha, Oruro, Padilla y otras aledañas.

Ch’arkipata llamada “colina seca” o “colina arrugada”. Existe una teoría que asegura que se La llamó así, porque su suelo era pizarroso ya que impedía el crecimiento de vegetación alguna. Comprende la región del convento de Santa Teresa, hogar de ancianos “25 de Mayo”, escalinata de los héroes y carrera de Administración de Empresas de la Universidad de San Francisco Xavier.

K’uripata denominada “colina del bambú americano”. En quechua k’uri significa caña brava, cuyos tallos largos utilizaban para cubrir interiormente el techo de las casas. Esta “Pata” abarca la zona del hotel Glorieta, primeras cuadras de la calle Urcullo, España, plaza Tarija, Cruz Verde y la iglesia de San Sebastián.

Surapata o “colina de la niebla o neblina”. Se cree que así se la denominó porque la evaporación de las aguas de la vertiente del Inisterio ofrecía una niebla romántica y angelical. Abarca todo el morro de esa zona, el estadio Sucre, la actual Universidad Pedagógica y el inmueble de Santa Rita.

Alalaypata llamada “colina del frío”. Se ubica en la plaza Eva Perón, cementerio general, zona de la facultad de Medicina, Hospital Gineco- Obstétrico, Tata Cajoncito, final de la calle Colón y la ex estación del ferrocarril.

Wayrapata señalada “colina de los vientos” o lugar donde sopla el viento. Abarca la zona de la cancha universitaria, la cárcel pública, calle La Paz, complejo educacional “Cardenal Maures”, calle Serrano y adyacentes.

Qunchupata o “colina de los desperdicios”, aunque otros lo llaman “colina de la borra” o “colina del agua turbia”. Se llamó así porque los primeros habitantes echaban sus desperdicios, sus aguas servidas hacia esta colina. Abarca la plaza “25 de Mayo”, la catedral, la Casa de la Libertad, Universidad, San Miguel, Santo Domingo, Banco de Crédito, Banco Nacional y próximas.

Esos barrios, donde se ubican las Siete “Patas”, se encuentran agazapados en las laderas, fingen la traza de un aburrido osezno tumbado al sol. Esos barrios son lugares callados y misteriosos, quietos y de color de nueve; tienen calles empedradas de guijarros, casas con techo de teja roja y balcones con hierro de muy airosa labor. A veces, las calles se cuelan por las casas, de lado a lado, y lo que asemeja un portal, termina en lóbrego pasadizo.

Fernando Suárez Saavedra. Sucre.

Escritor y artista plástico.

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