Los dirigentes de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk se dirigieron a Rusia para pedirle que las incorpore al territorio de la Federación Rusa. Como argumento, alegan el resultado del referéndum del 11 de mayo, una consulta no reconocida por la legislación ucraniana, en la que obtuvieron porcentajes consistentes de autonomía, cuya población es de cerca de 8 millones de personas. Para personas profanas, las que desconocen los hechos, podría significar un atrevimiento, algo que no condice con la historia de Ucrania y se debe analizar su trasfondo profundo.
Ésta es una realidad que invita al análisis histórico y político de un país creado artificialmente y sometido a la codicia de grandes potencias. En Bolivia, lamentablemente se ha caído en el análisis burdo sin informarse debidamente sobre las condiciones de nacimiento y desarrollo de Ucrania. En realidad fue un grave error de Vladimir Ilich Lenin, al calor de la Revolución de Octubre, plantear enérgicamente la “autodeterminación de las naciones” y llevar a un proceso errado que desconocía una premisa fundamental del marxismo:” Los obreros, o sea los revolucionarios, no tienen Patria”. Ucrania nunca fue una entidad estatal definida hasta los inicios de la Revolución, simplemente, como su nombre lo indica, era un territorio al Este de Rusia que casi siempre había sido codiciado por Polonia, cuando era grande, Austria, Hungría y Rusia. Pero aquí hay que ubicarse debidamente. Lo que hoy se llama Ucrania Oriental y del Sur fue parte del Imperio Ruso, independientemente de las razones o justificaciones patrimoniales del zarismo. Lenin no pudo prever que estaba creando un infierno. Rusia nació en Kiev con los vikingos suecos como parte fundamental de su existencia en el año 882 al fundar Rus y después se organizó más al Este para acercarse a los riquísimos territorios de Asia Central y Siberia.
En las condiciones de un Estado proletario, hasta cierto punto, podía haberse justificado la partición de la Rusia zarista, cuyo amplio territorio fue conquistado con sangre, en doce repúblicas no constituidas sobre bases culturales o étnicas, sino por consideraciones administrativas. En realidad, no importaba mucho ya que se trataba de un país de proletarios comunistas que se habían propuesto “construir un paraíso”. El problema surgió cuando se destruyó la Unión Soviética. Como consecuencia de un proceso natural de traslado interno millones de rusos quedaron en nuevas repúblicas que desconocieron sus derechos como un pueblo que tenía su vida y sus fuentes de trabajo en estructuras nuevas creadas artificialmente por dementes como Yeltsin en una parodia de destrucción del sistema socialista. En muchas ex-repúblicas soviéticas como Letonia y Estonia los ciudadanos de origen ruso son considerados como parias cuando ellos contribuyeron al desarrollo de sus pueblos.
El este y sur de Ucrania son zonas industriales que generan el 80 % del Producto Interno Bruto del país, pero sus pobladores son sometidos a una sangría de recursos que se van a Kiev o a otras zonas centrales y occidentales. Los fascistas de Lvov son herederos de una ideología nazi y se han apoderado del poder de manera absolutamente autoritaria, desconociendo los rasgos históricos del nacimiento de la República Socialista de Ucrania, en realidad un país de dos vertientes identitarias: la rusa y la ucraniana. Es imposible que la actual crisis se resuelva pacíficamente. Ya el autor planteó hace un tiempo que existencia futura de Ucrania como entidad estatal unificada pasa por el desarme de grupos terroristas del occidente de este país y la garantía de la existencia democrática de los ruso parlantes. No obstante Barack Obama y sus socios de Europa han puesto gasolina en el conflicto. Mucha gente ya ha muerto y la constitución de varias repúblicas es un hecho sin retroceso. Y no se debe pensar que Rusia vaya a apoyar demasiado a ellas. Solamente estas entidades significarían un problema para su vigencia de Estado poderoso. En realidad desea una solución pacífica del conflicto. Quiere a los ucranianos como aliados. Pero, los tozudos hechos harán ver que el panorama territorial de un continente cambiará radicalmente porque siempre se ha constituido en base a guerras.
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