Jueves 22 de mayo de 2014
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Los dirigentes de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk se dirigieron a Rusia para pedirle que las incorpore al territorio de la Federación Rusa. Como argumento, alegan el resultado del referéndum del 11 de mayo, una consulta no reconocida por la legislación ucraniana, en la que obtuvieron porcentajes consistentes de autonomía, cuya población es de cerca de 8 millones de personas. Para personas profanas, las que desconocen los hechos, podría significar un atrevimiento, algo que no condice con la historia de Ucrania y se debe analizar su trasfondo profundo.
Ésta es una realidad que invita al análisis histórico y político de un país creado artificialmente y sometido a la codicia de grandes potencias. En Bolivia, lamentablemente se ha caído en el análisis burdo sin informarse debidamente sobre las condiciones de nacimiento y desarrollo de Ucrania. En realidad fue un grave error de Vladimir Ilich Lenin, al calor de la Revolución de Octubre, plantear enérgicamente la “autodeterminación de las naciones” y llevar a un proceso errado que desconocía una premisa fundamental del marxismo:” Los obreros, o sea los revolucionarios, no tienen Patria”. Ucrania nunca fue una entidad estatal definida hasta los inicios de la Revolución, simplemente, como su nombre lo indica, era un territorio al Este de Rusia que casi siempre había sido codiciado por Polonia, cuando era grande, Austria, Hungría y Rusia. Pero aquí hay que ubicarse debidamente. Lo que hoy se llama Ucrania Oriental y del Sur fue parte del Imperio Ruso, independientemente de las razones o justificaciones patrimoniales del zarismo. Lenin no pudo prever que estaba creando un infierno. Rusia nació en Kiev con los vikingos suecos como parte fundamental de su existencia en el año 882 al fundar Rus y después se organizó más al Este para acercarse a los riquísimos territorios de Asia Central y Siberia.
