Sábado 17 de mayo de 2014
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No hay nada más desagradable que comprobar, una vez más, que un representante por ese Departamento, niegue una vez más su condición de orureño, al no reclamar por otro una afrenta contra los orureños que consideran que les quitan derechos y juegan con los intereses de esa ciudad, ya acostumbrada a equivocarse a la hora de elegir a sus representantes.
Un diputado elegido por la ciudadanía orureña y que ahora funge, circunstancialmente, nada menos que como presidente de la Cámara de Diputados, vuelve a volcar la cara a la ciudad, de la cual dijo alguna vez que se avergüenza ser oriundo, al aceptar, sin avergonzarse, que Oruro ciudad pierda un diputado uninominal para que vaya a engrosar las filas de los que cumplen a pie juntillas las consignas del gobierno en las provincias.
El mencionado diputado por Oruro se limitó a declarar que "Como legislador no me queda otra alternativa que respetar el fallo que ellos han tenido, porque es una atribución del Tribunal Supremo Electoral".
No cuestionamos su militancia oficialista, es una decisión personal; pero, lo cuestionable es que debiera prevalecer el mandato que le dieron los orureños al elegirlo como representante, y cumplir con la obligación para con sus mandantes; es decir, velar por los intereses de la ciudad.