Domingo 11 de mayo de 2014
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Los dos hombres caminaban taciturnos
como presagiando tragedias
la máquina con su aguijón metálico
esperaba para iniciar la jornada.
Veintidós orificios
como gargantillas sedientas
acogieron la carga explosiva
para luego ser detonada.
Desde su escondite cercano
en la oscuridad de la galería
los dos oyentes furtivos
contaban atentos los “disparos”.
¡Completo compañero!...
Se acercaron tranquilos para ver el mineral
el destino fue el “disparo dormido”
el abrazo pétreo dejó en silencio el paraje
triste partida / fatal despedida.
Montañas mineras
Esas montañas
como túmulos enormes
de sepulcros mineros,
son el recuerdo
de días azarosos.
Días embebidos en el trabajo
que con el pasar del tiempo
forjaron una minerofilia
inolvidable, después.
Como el primer encuentro
patético y sorprendente,
con la oscuridad inefable
de las pétreas galerías.
La distancia del pasado agónico
como una brasa
avivada por el viento
no quiere apagarse.
Por eso esta añoranza
con sabor a aires fríos
que nostalgian el alma
como postrera elegía.
Joel Fernández Coca. Oruro
Ingeniero de minas