Jueves 08 de mayo de 2014
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En una tarde de laboratorio en terreno, el profesor asociado de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción y académico de la Universidad de La Serena, Ernesto Gianoli, fue a dar un paseo por los bosques de la selva valdiviana cuando de repente halló algo fascinante: una planta que podía imitar las hojas de un arrayán.
“Repentinamente vi la hoja de un arrayán y otra hoja parecida entremedio, y me pareció raro que tuviera un tallo tan delgado. Resultó que era de la boquila. Es fácil de reconocer la boquila por sus tres foliolos (partes en las que se divide el extremo de la hoja), pero en este caso eran muy parecidas, no réplicas exactas, pero muy similares a las del arrayán”, explica Gianoli.
Entusiasmado por el hallazgo, el investigador buscó más boquilas y se dio cuenta de que la boquila era capaz, no solo de imitar las hojas del arrayán, sino a otras plantas.
“Era una imitadora de sus hospederos, y no lo hacía solamente con una especie, podía imitar a varias al mismo tiempo, algo inédito. Cuando volví a contarles a mis alumnos no me creyeron”, agrega Ernesto Gianoli.
Fuente: Veoverde.com