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Jueves 08 de mayo de 2014

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Ecológico Kiswara

Editorial

Defensa de la seguridad alimentaria

08 may 2014

Fuente: LA PATRIA

En Bolivia existen numerosos agricultores de soya o como se dice en otros países soja, pues es un alimento que posee múltiples beneficios, especialmente la lecitina que deriva de este grano.

Bolivia exporta cantidades de soya, por lo que se puede decir que además de aportar grandemente a la salud de las personas que la consumen, también su beneficio se traduce en una importante entrada económica para los agricultores, por tanto apoya a la economía nacional.

Sin embargo, cuando la industrialización de éste o cualquier alimento es la prioridad se puede atentar contra la seguridad alimentaria, pues al plantar cultivos de manera indiscriminada se puede atentar contra humedales y áreas de selvas vírgenes solamente para cumplir una demanda que quizás es excesiva, pues sabemos que gracias al consumismo toneladas de alimentos de diferentes clases se desperdician.

Para no atentar contra la seguridad alimentaria es útil tomar conciencia de las necesidades apremiantes de la población y cultivar los alimentos de manera moderada y de acuerdo a las necesidades de alimentación, por otra parte, se debe distribuir de manera más equitativa y lograr que los productos de agro lleguen hasta las personas que padecen hambre en el mundo.

Está claro que si se producen menos alimentos elaborados, transformados o envasados no se atenta contra la seguridad alimentaria de las personas, al contrario, si se logra una distribución equitativa quizás logremos eliminar este flagelo que azota a la población en las diferentes regiones del mundo.

En un artículo publicado en el blog mnemógrafo, del agrónomo Carlos Ugarte Tapia, existe un dato interesante, pues señala que para el año 2020, “la expansión del cultivo de la soya amenaza con destruir cerca de 22 millones de hectáreas de bosques y sabanas de América del Sur”.

Asimismo, en el mismo artículo hay una recomendación de la organización medioambiental WWF que apunta: “parte de dicha destrucción podría evitarse si el cultivo de la soya se hiciera en los pastizales existentes y se alternara con la crianza de ganado, en vez de realizarse a expensas de valiosos hábitats naturales.”

Las autoridades llamadas por ley, deben regular esta situación en defensa de la seguridad alimentaria y por el bien de ciertas áreas consideradas muy valiosas para el planeta porque aportan biodiversidad y contribuyen a que la atmósfera sea más limpia, por lo tanto el beneficio es para todas las personas que habitan la Tierra.

Fuente: LA PATRIA
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