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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Consideraciones acerca del Carnaval - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
El Carnaval es un escenario de contrastes cuando la Iglesia y las autoridades abren en una procesión oficial la entrada en la que se expone a la Virgen de la Candelaria, unos cuantos cientos de metros después, asoma un grupo de músicos con la primera fraternidad con la típica lucidez y fortaleza así hasta el amanecer de la mañana siguiente, en un desorden temporal creciente conforme se asoma la noche y el cansancio y la razón cede su comando a lo espirituoso, más de quince horas de talento, devoción, caos, interculturalidad en su escenario de convergencia.
Otro hecho que capta la atención es ver que las danzas más tradicionales y curiosamente no apegadas a culturas autóctonas en particular sino a culturas entre citadinas y mineras como la diablada y la morenada, reaparecen las tradicionales, es decir las vestimentas de las cholas paceñas, elegantes con botas, con sombreros con mantillas fulgurantes, con polleras más largas y joyas que en otrora eran de oro macizo ahora son de oropel, no por carencia sino por miedo a los abundantes…
En un tiempo estos bailes que si se pueden contextualizar una nacionalidad de tinte occidental (occidente de Bolivia) habían sido ganadas por los pollerines o minis más parecidos a las innovaciones de los caporales.
Claro está en estos bailes más antiguos participan personas más establecidas económicamente debido a los costos de los trajes y el prestigio que supone ocupar tal o cual ala, ser el moreno mayor, el Lucifer o el Angel de la Diablada. Los bailes más recientes como los caporales y los autóctonos, con reciente aparición urbana, tienen otro tipo de prestigios, primero son bailados por jóvenes en su mayoría, y el orden de ser, por ejemplo zambo caporal o el cuerpo de baile de una niña con vestimenta totalmente sensual, que sólo mueve las caderas, supone no solo una diferenciación de género, sino también que los zambos pueden ser creativos en su coreografía, estas barreras de género se rompen ante la aparición de un mayor número de mujeres que se presentan como zambos o caporales mayores.
Las otras danzan como el tinku, el pujllay, entre otros, son más democráticos en su escenografía, precisamente porque son de origen comunitario, aunque esto no necesariamente garantice que un baile de origen comunitario proclame la igualdad, sino que en muchos casos los bailes de origen étnico recalcan más la diferenciación jerárquica, no necesariamente económica. Fe y tradición se practican en ese mercado peculiar al mejor estilo de la imaginación del mortal bailarín, Un mercado puesto para la ocasión, que desaparecerá unas semanas después hasta instalarse al próximo año.
Ultimamente tanto la entrada como el calvario se han convertido en el espejo o la vitrina del poder, los políticos que se las dan derrochan su fe o su popularidad, como pidiendo la aprobación uno de los espectadores y otro de homenaje, ahí convergen los enemigos políticos, aunque no siempre en concordia, por dos días la patrona de la fiesta logra la unidad y la integración, ahí están los miles de peregrinos anónimos que quieren cumplir con su devociones mezclando el calvario con las visitas al templo esperando bendiciones.
Los santuarios y las manifestaciones marianas se constituyen con más frecuencia en las ocasiones para hablar de la mamá en vez del papá (Dios sin que esto sugiera que él es el esposo de María) o del hijo a quien ella carga en sus brazos, por eso es fácil entender -y ver las devociones de fe atadas a las tradiciones andinas, agrícolas altiplánicas o mineras de la Pachamana ¿es en esta religiosidad de la madre sin tomar mucho en cuenta la intervención del fundador de nuestra fe?
Empero, hay otro elemento evidente en ese circuito de fe o de otra cosa: es el elemento sensual. No quiero referirme a las licencias sexuales que puede haber en esa fiesta, el elemento sensual al que me refiero son las vestimentas sensuales, que algunas de las fraternidades han puesto de moda, mientras estos jóvenes circulan en honor a su fe, al mismo tiempo destapan sus cuerpos. En un ambiente religioso donde la vestimenta se une a la solemnidad encontramos a los danzarines de los bailes étnicos a tradicionales ataviados de ropaje colorido innovador, es esta una manera juvenil de expresar la fe, es una rebeldía que quiere decir que la fe es alegre y se baila también.
Bolivia debe ser uno de los países más originales y creativos cuando la cosa viene a pronunciarse a sí mismo y a su diversidad, incluso los decretos han jugado papeles enormes en esto.
La revolución del 52 convirtió a los indios en campesinos, creyendo que con esto podrían aminorar el racismo y la discriminación. La historia reciente parece rechazar el apelativo campesino y tiende a calificar a los pobladores de Bolivia entre originarios y citadinos, ello religioso se tiende a recuperar una especie de religiosidad precristiana andina o amazónica, con la recuperación de los solsticios de invierno, las wilanchas, las q´owada, la coca vuelve a ocupar un fundamental sitio ritual, los parlamentarios que se dicen de origen étnico han desempolvado vestimentas o las han creado después de algunas postergaciones, cuando vestir de indígena traía inconvenientes de relegación.
Todo esto sucede ante una urbanización acelerada de la población boliviana, en tiempo donde lo indígena u originario son mínimos en porcentaje, en épocas de hibridación o de mestizaje cultural y racial, en este momento aparecen los jóvenes para mediar entre estos dos mundos, por un lado son capaces de hacerse con danzas originarias y socializarlas en el ambiente urbano o popular, por el otro estos jóvenes practicantes del folklore tienen muchos nexos de nacimiento con alguna de estas culturas.
Venido a lo religioso, la devoción urbana compatibiliza tradiciones andinas, amazónicas y urbanas en el paquete grande de lo cristiano, puede ser el mejor ejemplo de esta práctica el carnaval, en ella conviven de una manera saludable y vigorosa devociones que pueden confundir a María con la Pachamama y viceversa, la aceptación por parte de la iglesia al bendecir objetos rituales que antes han pasado por manos de los cada vez abundantes llamados sacerdotes nativos, es una prueba de que las tradiciones conviven y solo se enfrentan cuando los puristas de ambos bandos deciden desgarrarse las vestiduras. Termino diciendo que hay personas que de tanto alegrarse en un solo día en el Carnaval viven problemas morales y físicos por el resto de su vida.
Quienes censuran a las personas desconocen la naturaleza humana.
(*) Abogado
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