Lunes 05 de mayo de 2014

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En la juventud se suelen hacer planes grandiosos y se suelen tener muchos deseos e ideas. Pero si uno se dijera así mismo: «Deseo aspirar en realidad a una ética y moral más elevadas, y todos mis deseos, todo lo que en la juventud me mantiene más o menos cautivado, lo voy a poner bajo la luz de la ley de Dios, de las enseñanzas de los Diez Mandamientos y del Sermón de la Montaña». Entonces pronto nos daremos cuenta de que no debemos aprovecharnos de otros para nuestros fines.
Muchas personas piensan que «Aprovechar la vida significa aprovecharse de los otros para mi beneficio».
Si ponemos no obstante todos nuestros deseos, nuestros pensamientos, nuestros planes de altos vuelos bajo la luz de los Diez Mandamientos y del Sermón de la Montaña, como jóvenes nos daremos cuenta muy rápidamente que estamos aprendiendo a sopesar, a sopesar nuestros deseos.
Los jóvenes descubren en el Sermón de la Montaña y también en los Diez Mandamientos que no se trata de dejarlo todo, ni prescindir de todo, ni de vivir con una privación tras otra.