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Viernes 02 de mayo de 2014

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Perspectiva Minera

Trabajadores sacrificados por la dignidad del país

02 may 2014

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El 1 de mayo recordamos el sacrificio de los Mártires de Chicago, un puñado de dirigentes que se rebeló ante la injusticia del poder capitalista y que convocó a la primera manifestación multitudinaria que salió a las calles para expresar sus reivindicaciones en busca de la jornada laboral de las ocho horas.

En ese tiempo las protestas laborales se frenaban con violencia inaudita, por lo mismo la revuelta del 1 de mayo de 1886 dejó centenares de víctimas en las calles, y quienes pedían ocho horas de trabajo y que se respeten sus ocho horas de sueño y ocho horas para cuidar el hogar, fueron ocho dirigentes de las fábricas que pagaron muy cara su osadía de cuestionar el régimen laboral de ese tiempo que no respetaba la dignidad laboral.

La libertad de expresión, el cumplimiento de leyes, el respeto a la dignidad humana y la vigencia de la democracia eran atributos desconocidos por un sistema que tenía el único fin de incrementar su capital económico, sin medir las consecuencias del sacrificio de los trabajadores, considerados sólo como parte de la pesada maquinaría productiva.

Es necesario no olvidar la fecha, 1 de mayo de 1886, el lugar Chicago, una ciudad industrial de Estados Unidos donde el valor de los trabajadores puso a prueba la vigencia de la democracia, porque más tarde y tras muchas luchas de más obreros tuvo que reducirse la jornada laboral a las ocho horas, además de alcanzar en el devenir del tiempo otras conquistas como el seguro social, la vigencia de los derechos humanos y la libertad de expresión como parte de algunas medidas que abrieron la posibilidad de reclamar por mejores condiciones de vida para hombres y mujeres trabajadoras.

En el tiempo presente no se puede hacer diferenciación entre la importancia de tal o cual trabajo, el conjunto de las tareas que desarrolla cada persona en su ámbito es parte del sacrificio colectivo por alcanzar objetivos de una vida sin restricciones, con bienestar para todos en el presente y con la esperanza de un futuro seguro para las nuevas generaciones.

Pero hay que establecer condiciones “sociales” y responsabilidades precisas en cada una de las actividades laborales. Los profesionales ponen su aporte en experiencia y capacidad de servicio, los técnicos permiten la ejecución de los proyectos que tienen que ver con el desarrollo nacional, los trabajadores en todos sus niveles son la parte activa, la mano de obra productiva que define los objetivos para el crecimiento de la nación.

En el caso presente corresponde una mención especial a los trabajadores mineros, reconocidos como la vanguardia del proletariado nacional, su inigualable sacrificio es parte importante de la generación de divisas para el Erario nacional y para los distritos y municipios donde se generan actividades mineras. Los trabajadores petroleros, orgullosos de su labor que contribuye cotidianamente al crecimiento nacional es un sector estratégico considerado el baluarte de nuestra economía.

Propicia ocasión para saludar también a los hermanos agricultores y ganaderos a los obreros de las fábricas, pilar fundamental de la industria nacional, los trabajadores de la salud y la educación, los transportistas y los gremiales, los empleados públicos, los profesionales y los empresarios emprendedores, los intelectuales y todos los que contribuyen con su esfuerzo a la marcha de un país que busca su destino basando su avance en la potencialidad de sus riquezas y en la fuerza de todos sus trabajadores.

Hay compromisos que deben cumplirse, hay todavía una brecha que debe cerrarse en la medida que se imponga la equidad con más fuentes de empleo y se minimice la discriminación con los bolivianos que viven en estado de pobreza. Equidad y justicia deben ser elementos imprescindibles para equilibrar los beneficios que genera la cadena productiva nacional.

P.M. - Agencia Uru

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