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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Psicología del trabajo - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Lo más interesante de todo en este día especial dedicado al regocijo por el día del trabajo, es que nadie está contento con el suyo y, paradójicamente, los más descontentos son los que no lo tienen. Sí, es así. La psicología del trabajo trata sobre las motivaciones en el puesto laboral, sus incentivos, satisfacciones e insatisfacciones; sin embargo, debería hablarse también sobre la psicología del desempleado, como aspecto fundamental para comprender los tiempos actuales, donde después de un despido se exige que por fuerza de propia voluntad el hombre sin empleo debe convertirse en una persona productiva. Es decir, debería tratarse acertadamente sobre el tema del empleo, el desempleo y el subempleo, que afecta a miles de personas en nuestra sociedad.
Estudios e investigaciones científicas serias manifiestan que la falta de empleo en una sociedad debe ser una señal de alerta a la falta de estado de derecho, el respeto a un derecho del hombre, que puede generar una patología social e individual en desmedro del recurso humano tan importante para la consolidación de la dignidad humana. Se dice que la falta de empleo es la matriz de todos los males individuales y colectivos, psicológicos y sociales; y el subempleo como una variante peligrosa. Una persona desempleada pierde ingresos económicos y por tanto su capacidad de relacionamiento con la sociedad, esta desvinculación provoca una falta de sentimiento de participación y utilidad, además de la devaluación de la calidad de vida. El desempleo puede provocar una crisis en el reconocimiento de la imagen personal y dependencia frente otros en la definición de sí mismos, y la colocación en una situación de subordinación en relación con la propia familia, lo que, a su vez, puede provocar un deterioro en la presentación social o apariencia externa.
Desde el punto de vista psicoanalítico, el trabajo está asociado a la necesidad innata del desarrollo corporal, intelectual y al placer; es decir, el mantenerse activo y ocupado es una de las principales motivaciones para trabajar y sentir satisfacción con el trabajo, cuyas retribuciones pueden generar la búsqueda de otros satisfactores placenteros. En este sentido, las personas establecen relaciones interpersonales casuales y temporales. En cambio, la persona sin trabajo pierde amistades, familiares, prefiere el aislamiento, siente vergüenza o deslegitimación y hasta procura el abandono.
Otras consecuencias psicológicas serias del desempleo están ligadas a la salud mental y sentimental, como sentimientos de inutilidad o culpa, soledad, estrés, depresión y ansiedad, principalmente entre personas de edad económicamente activa que va de los 20 a los 50 años. El desempleo provoca tristeza, angustia, desesperación y desánimo, falta de interés por las responsabilidades familiares y cumplimiento a los pagos por el funcionamiento del hogar, desprecio hacia uno mismo, disminución de la autoestima o pérdida de la autovaloración personal (la baja autoestima es un factor de predisposición para no encontrar trabajo), disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, irritación, impaciencia, aparición de fobias, dificultad para tomar decisiones, pensamientos de muerte y suicidio.
En el aspecto somático, las personas que han sufrido periodos largos de inactividad producidas por la falta de trabajo o despidos intempestivos, sufren insomnio, o hipersomnia, agitación o retardación psicomotora, pérdida de la capacidad para el placer, vicios y adicciones, pérdida de apetito y peso, o por el contrario desórdenes alimenticios y obesidad, y falta de energía para concretar trabajos manuales o de esfuerzo corporal.
El desempleo, lamentablemente, es visto como una mera unidad estadística anónima que etiqueta a un colectivo homogéneo que debe ser erradicado, y no es valorado como una patología que afecta a hombres y mujeres con familia que desean vivir dignamente; y ni qué decir del subempleo o la esclavitud de seres humanos en el extranjero que han caído en las redes de los inescrupulosos. La falta de trabajo se ha convertido en un detonante de la pobreza extrema, la inseguridad ciudadana y casi la mayoría de los males colectivos actuales como el contrabando, el narcotráfico y la trata y tráfico de personas (de niñas, adolescentes y jóvenes, principalmente); sin embargo, es un fenómeno cambiante de circunstancias y protagonistas, pues como todo, hoy se puede tener trabajo y mañana no, y el problema puede afectar a muchos, porque nadie está exento de esta amenaza. Por tanto, a partir de esta reflexión, volvamos a considerar los festejos por el día de trabajo que no debería ser de protesta o de lamentación, sino de reconocimiento digno y agradecimiento sincero a una cualidad humana: el trabajo.
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