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Jueves 24 de abril de 2014

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Ecológico Kiswara

Editorial

El Día Internacional de la Tierra y los libros

24 abr 2014

Fuente: LA PATRIA

A una jornada de recordarse el Día Internacional de la Tierra se conmemoró también el Día del Libro, lo cual nos lleva a pensar ¿qué relación tienen ambos acontecimiento mundiales?

La respuesta es clara, pues para elaborar libros necesitamos papel, para producir papel muchos árboles tienen que morir, el proceso mismo conlleva contaminación de aguas y el medio ambiente, por lo que se podría deducir que la elaboración de textos es un atentado contra la naturaleza y la Madre Tierra.

Sin embargo, tampoco podemos prescindir de los libros, pues gracias a ellos podemos almacenar una enorme cantidad de conocimiento de muchas personas, de diferentes épocas.

Entonces se tiene que pensar en soluciones, pues el problema está planteado.

Quizás una de las soluciones puede resultar en la transcripción de los textos del papel al sistema electrónico, no obstante, no sería la mejor opción porque el encendido de aparatos eléctricos o electrónicos también conllevan un cierto grado de contaminación para el medio ambiente y es más complicado leer en una pantalla por el brillo que perjudica a los ojos.

Talvez una de las mejores opciones puede resultar el compartir los libros para que no se tengan que producir en exceso, debemos hacer a un lado ese dicho que ya se hizo popular y señala “es tonto quien presta un libro y más tonto es quien lo devuelve”.

En este aspecto, a nivel mundial existen organizaciones que en su afán de difundir el amor por la lectura reparten libros por diferentes capitales, los que tienen pegados mensajes que apuntan a que el texto debe ser compartido con otras personas, por lo que quien lo encuentre, después de leerlo deberá dejarlo en un lugar público donde sea hallado por otra persona que a su vez luego de leerlo lo dejará en otro sitio en el que alguien más pueda descubrirlo y así sucesivamente el mismo será compartido por miles de personas.

Antes de entrar en la era del consumismo, los estudiantes compartían sus libros con sus hermanos menores, se trabajaba con lápiz para borrar el contenido y volver a hacerlo, caso contrario, se realizaban las tareas en cuadernos y no se rayaba para nada los libros, de esa manera los menores podían acceder a esos útiles escolares sin necesidad de comprarlos cada año.

Hoy por hoy, se obliga a los alumnos a obtener material nuevo aunque el de la gestión anterior haya sido exactamente el mismo. Por otra parte, las casas editoras cambian el contenido, aunque en mínimo porcentaje, cada año, por lo que los padres se ven obligados a comprar nuevamente los libros cuando los hijos menores llegan al grado que ya cursó su hermano.

Si retomáramos las antiguas prácticas de compartir, enseñaríamos un importante valor ético, además el planeta nos lo agradecería.

Fuente: LA PATRIA
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