Absolutamente evidente es la posición de las principales autoridades del municipio orureño que reconocen serias interferencias en su trabajo debido a los movimientos de sectores sociales que interrumpen “casi” cotidianamente las tareas administrativas tantas del Concejo, cuantas del Ejecutivo municipal.
Sectores vecinales, de gremiales, transportistas, grupos de los “sin techo” e increíblemente hasta los avasalladores, se dieron modos para alterar con inusitada frecuencia las actividades del Municipio, directamente en los edificios centrales ubicados en la Plaza Principal o en otras de sus reparticiones, donde igualmente fue necesario el abandono de funcionarios, para evitar la violencia de iracundos manifestantes reclamando atención a sus problemas.
Una serie de medidas de presión han sido la causa para interrumpir las tareas de la Municipalidad, ejecutivos amenazados, funcionarios atemorizados y una cantidad de protestantes cumplieron su objetivo de alterar las actividades diarias de un pesado aparato que de por sí se desempeña en márgenes muy estrechos entre una fatigosa burocracia y un lento desempeño que debe ser objeto de un proceso de adecuación a sistemas de mayor agilidad, eliminando algunas trabas más de tipo “tradicional” que de efectividad de servicios.
Si se suman los dos factores adversos es fácil entender la preocupación de las autoridades que reconocen que su labor en el primer trimestre ha sido de pocos logros, eso implica paralelamente baja ejecución presupuestaria y algo que deberían entender los “sectores sociales”, fundamentalmente significa también el atraso en el cronograma y el avance de obras, resultando los mismos vecinos los perjudicados por ejecutar sus medidas de presión.
Hay otras contingencias propias de la administración general de recursos a través del Estado que precisamente en los primeros meses de cada año, están en el trajín de adecuar presupuestos para la distribución de recursos, a lo que se suma la otra e inquietante tarea de luchar contra la burocracia centralista, lo que complica mucho más el cronograma que se aprueba en cada municipio para una nueva gestión.
Cuatro meses que prácticamente se van y con los resultados admitidos de baja producción, vendrán los ocho restantes en los cuales deberán extremarse todas las opciones posibles de atención a los problemas de la vecindad, quizá priorizando aquellos proyectos de urgente solución como los de saneamiento básico, ordenamiento urbano, liquidación de los problemas de avasallamiento, ordenamiento del comercio y el transporte, además de otras actividades que necesariamente debe cumplir el municipio, por ejemplo el arreglo de calles.
Es más, todo este proceso de servicio a la comunidad no puede ser sólo tarea del Ejecutivo Municipal, es también de responsabilidad directa del Legislativo Municipal, donde sus miembros, deben mostrar capacidad para proponer ideas, sugerir normas y aprobar los planes que sean viables y de beneficio colectivo para mejorar las condiciones de vida de más y más vecinos.
Por las consideraciones de las autoridades del Gobierno Municipal de Oruro, se colige que ésta gestión podría avanzar con mayor efectividad, toda vez que por lo menos en los niveles superiores se alcanza un positivo grado de diálogo y entendimiento, lo que significaría el cumplimiento de objetivos precisos, por encima de los meramente político – partidistas.
Es necesario explicar con oportunidad las posibilidades de servicio en cada proyecto, de modo que se eviten las interferencias a las tareas regulares de todo el aparato comunal. Se necesita un sistema de prevención temprana, que movilice personal calificado para enfrentar las contingencias con soluciones aceptables, que eviten alterar el trabajo comunal.
Fuente: LA PATRIA
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