En una muestra de abierta solidaridad, como corresponde a pueblos hermanos, el Gobierno Boliviano ha dispuesto brindar ayuda de emergencia inmediata a los afectados de una catástrofe singular que no se había presentado con tanta dureza en el país vecino, un incendio de magnitud que consumió centenares de viviendas causando daños irreparables en miles de ciudadanos.
Michelle Bachelet comenzó su segunda gestión confrontando serios problemas por efectos naturales que complicaron sus buenas intenciones de dedicarle atención a los problemas sociales, de educación y de orden económico en su país.
Lo primero fue un terremoto de alto grado en la escala Ritcher, luego el anuncio de Tsunami que menos mal se dio en pequeña escala y cuando se comenzaba a encarar los problemas que causó el movimiento sísmico, otro grave problema producto de los cambios de temperatura en una región especial próxima a Valparaíso, la ciudad donde funciona el poder legislativo de Chile, encendió unos pajonales y la fuerza del viento convirtió ese inofensivo fuego inicial en una gigantesca hoguera que no pudo ser dominada en casi 72 horas de intensa lucha de bomberos, policías y ciudadanos voluntarios.
La tragedia es realmente de tal magnitud que no hay registro parecido en la región e inclusive en otros países de Europa, Asia y algunos sitios del orbe donde los incendios son frecuentes. El de Chile devastó buena parte de la ciudad de Valparaiso, cerca de un millar de viviendas quedaron convertidas en ceniza, miles de hermanos perdieron absolutamente todos sus bienes, en la última jornada se luchaba por “enfriar” algunos sectores donde todavía existía peligro de un rebrote de las llamas.
Los organismos chilenos han recurrido discretamente a la ayuda interna y la respuesta de los chilenos no se hizo esperar, pero lo importante es que también se han manifestado los gobiernos de países vecinos y otros del área europea y norteamericana ofreciendo y disponiendo de inmediato ayuda solidaria en alimentos, medicinas, carpas y sobre todo agua potable.
De momento la solidaridad tiene que manifestarse en cubrir las más urgentes necesidades de los miles de afectados, la mayoría que quedó inclusive con la “ropa puesta”, eso significa que también hay urgencia de facilitar el envío de cierto tipo de ropa para salvar esa contingencia de muchas familias.
Con un acertado desprendimiento y en una muestra de verdadera solidaridad vecinal, nuestro gobierno anunció la predisposición de ayuda a los hermanos chilenos, en este periodo de trágicas consecuencias y que merece un total desprendimiento nacional para preparar un embarque de insumos entre los que debe consignarse prioritariamente agua potable, prendas de vestir, frazadas, alimentos (vituallas) y posiblemente con participación de laboratorios bioquímicos nacionales se consigne el envío de colirios, dada la urgencia de mucha gente que soportó y lo hará todavía por muchos días los efectos de una densa humareda que es otro factor negativo que se debe combatir.
Si bien nuestro gobierno dispuso vía oficial la cooperación solidaria con los ciudadanos afectados por la tragedia del incendio descomunal en Chile, no está exenta la posibilidad de que organizaciones civiles particulares emprendan una colecta masiva para ayudar a los hermanos vecinos, haciendo prevalecer por sobre todas las cosas, nuestro espíritu de confraternidad.
Las desgracias se presentan en cualquier lugar y en cualquier tiempo, la magnitud de algunas de estas tragedias obligan a practicar una abierta solidaridad. En nuestro caso, lo cortés… debe alentar nuestra calidad humanitaria.
Fuente: LA PATRIA
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