Los bolivianos nunca hemos perdido la esperanza de ver flamear nuestra Tricolor en las costas del océano Pacifico, siendo una política de Estado lograr ese propósito por medio de los canales de alcance internacional.
En ese entendido, la Organización de Estados Americanos, juega un papel importante debiendo escuchar el clamor boliviano de recuperar el puerto de Antofagasta y otros que forman parte de nuestro Litoral.
La aspiración marítima todavía esta inconclusa porque existen fuerzas externas e internas que actúan en contra del interés nacional, haciendo prevalecer el carácter político de la situación, que redunde en beneficios electorales de aquí al 2015.
Por ello es necesario recordar que la IX Asamblea General de la OEA, realizada en La Paz el 31 de octubre de 1979, aprobó una declaración, recomendando iniciar negociaciones encaminadas a dar Bolivia una conexión territorial libre y soberana con el océano Pacífico.
A partir de ahí, la Organización de Estados Americanos, está en el deber ineludible de atender y hacer cumplir lo determinado en esa ocasión, escuchando también los posteriores argumentos de Bolivia en su afán de volver al mar.
La democracia plena que permitía la presencia de gobiernos identificados con la causa nacional, hizo que presidentes como el Dr. Víctor Paz Estenssoro, lleve adelante un programa de acercamiento con su similar de Chile en torno al anhelo boliviano.
El preclaro estadista, sin embargo de los esfuerzos realizados, y cuando pensaba que se abría la posibilidad de un diálogo que significara un avance para solucionar nuestro enclaustramiento, tropezó con una actitud prepotente del gobierno chileno, frustrándose el intento.
Miguel Insulsa, actual Secretario General de la OEA, tiene que obrar con amplitud y no arrojar al canasto una demanda justa, mucho más si existe el documento por el cual se da énfasis al reclamo boliviano. El indicado diplomático conoce que las negociaciones, implican incluir de una zona portuaria de desarrollo multinacional integrado.
Sin embargo de ello, no está demás lo planteado en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, algo que fortifica la posición boliviana en su demanda marítima. El resultado de lo que determine esa instancia internacional, pueda que sea el punto final a tan larga aspiración nacional.
Confiamos en la capacidad de sus integrantes para resolver el problema, sin que esto signifique romper los lazos fraternales que unen a bolivianos y chilenos como parte del continente latinoamericano.
Dejando de lado cualquier posición política, sea de derecha o izquierda, el pueblo boliviano en su conjunto, estima que nuestros negociadores trabajen con alto sentido patriótico y no hagan de su labor, una bandera política en favor del actual régimen de gobierno, que busca, por todos los medios, perpetuarse en el poder.
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