De vez en cuando y especialmente para responder a reclamos de los vecinos, los dirigentes del transporte público se encargan de mostrarse preocupados por sus servicios prometiendo repetidamente que los mejorarán, por lo menos con mayor comodidad y seguridad, lo que generalmente no sucede.
El hecho que más molesta a la ciudadanía es la arbitraria aplicación de una tarifa irregular que se produce de la manera más artera cuando se elimina la situación legal y regular de devolver cambio a los usuarios, de modo que entre 0,10 y 0,20 centavos que no llegan a los usuarios porque “no hay moneda fraccionada”, las tarifas automáticamente tienen otro valor a las fijadas oficialmente.
El juego de “matar” los cambios se procesa con las monedas de 0,10 centavos de modo que en minibuses, la tarifa se vuelve de 1,50 por persona, en tanto que en los micros, la tarifa de 1,20 se vuelve de 1,30 pues la devolución del “cambio” es sólo de 0,20 y no de 0,30 centavos. Sumando todos esos centavos, en varias “vueltas” que hacen estas movilidades y con centenares de usuarios, hay una ganancia extra interesante y una pérdida de esas monedas para los pasajeros.
Los usuarios que reclaman por una irregular elevación de tarifa son los universitarios que deben pagar 0,80 centavos, pero generalmente pagan 1 boliviano porque los transportistas no tienen 0,20 para el cambio. Así el negocio del transporte público genera utilidades extras, de centavo en centavo.
Lo peor del caso es que además hay una instrucción especial para que estos servicios sean útiles a los estudiantes, que si bien pagan sólo 0,50 tienen que sufrir la prepotencia de los conductores que generalmente hacen de la vista gorda si los usuarios son sólo estudiantes y si estos logran embarcar, reciben frases intolerantes de los conductores y además no tienen derecho a sentarse, otro poco de este trato recibe la gente de la tercera edad, que también debe pagar sólo un boliviano y cuando lo hace, igualmente recibe la abierta descortesía de los chóferes de minibuses y micros.
Existen compromisos de las organizaciones gremiales del transporte de pasajeros para mejorar sus servicios, aspecto que no se da en la práctica, pues las movilidades en su mayoría presentan deterioros, asientos incómodos, vidrios que no cierran, exceso de pasajeros en gran parte del recorrido y a cierta hora el corte de la mitad del recorrido fijo, pero cobrando tarifa completa por medio servicio.
Una obligación de los propietarios o choferes del servicio de transporte público es dotarse de una buena cantidad de las monedas “chicas” para dar cambio a los usuarios y es también recomendable que los pasajeros se preocupen igualmente de tener moneda fraccionada para pagar exactamente lo que corresponde sin posibilidades de disminuir su presupuesto de pasajes.
En lo que corresponde a mejorar los servicios las autoridades pertinentes, especialmente las de Tránsito, deben efectuar controles permanentes evitando la sobrecarga de pasajeros, que es una verdadera molestia por la estrechez de las movilidades.
El otro aspecto importante es que en base a un estudio técnico deben ser reorganizadas las rutas de servicio, haciendo que las mismas lleguen a más barrios y descongestionen el centro urbano. La creación de más líneas puede ser una solución al problema, incluyendo el servicio de trufi–taxis con una tarifa reducida y rutas fijas, dada la enorme cantidad de automóviles de servicio público. La cuestión es realmente mejorar los servicios del transporte.
Fuente: LA PATRIA
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