Una nota publicada en nuestro matutino, señala que prendería usada de material textil, ropa de cuero, calzados y carteras que sobrepasan las 600 toneladas y cuya procedencia corresponde al contrabando, serán convertidas en otro material cuyo uso práctico corresponde a la industria que fabrica colchones y almohadas.
Por una parte, es realmente increíble la cantidad de la prendería usada que ha internado a nuestro territorio y específicamente a Oruro, donde funcionan comercios “especializados” ubicados en varias tiendas y en una extensión de más de tres cuadras, frente a frente, con exposición abierta y con una demanda permanente por parte de la ciudadanía de todo nivel social.
Hay prohibiciones concretas para la importación de este tipo de material, pero los comerciantes del ramo siempre se han dado modos para seguir surtiendo de ese material al comercio local y expandir sus ventas a mercados de otros distritos, donde también mucha gente accede a esa mercadería, por su precio bajo e increíblemente, como lo confiesan algunos compradores por la variedad de productos, muchos con sello “de marca”, eso significa cierta calidad de la prenda si proviene de mercados europeos o Norteamérica.
Ha resultado propiamente imposible frenar ese contrabando, siempre activo y que utiliza rutas alternas para llegar a las puertas de la ciudad, o hasta algunos depósitos conocidos, donde se acumulan los “fardos” de prendería usada, posiblemente en mayor cantidad a la decomisada y que será destruida.
En relación a ese proceso de inutilizar la prendería usada, se trata de una decisión de autoridades aduaneras que han licitado la operación, pues ni es tan simple, ni tan rápida. Se utiliza cierta máquina especial para desmenuzar las prendas, material que posteriormente se traslada a Santa Cruz para completar un proceso de transformación de los deshechos textiles en otra materia prima que la denominan “algodón” y que sirve para fabricar colchones, almohadas y peluches, es decir un relleno apropiado para una industria que en realidad recicla la prendería y le da un uso más práctico, aunque menos accesible a la gran mayoría ciudadana que compra la prendería usada, tal como llega al mercado.
La empresa cruceña Silvertex es la adjudicataria del operativo y trabaja bajo una normativa legal de la Aduana Nacional, que ha visto por conveniente vaciar los atestados Depósitos Aduaneros de Bolivia (DAB) donde se mantenía en rezago la enorme cantidad de prendería usada, más de 600 toneladas, que es lo establecido en la licitación, entendiéndose que esa cantidad es apenas un 40 por ciento de toda la mercadería incautada por el Control Operativo Aduanero (COA), en un periodo de tres años y que colmó la capacidad de los depósitos del organismo aduanero, por lo que se optó por el operativo de su destrucción.
Sea como fuese, el hecho es que hablando de un largo periodo de tiempo los decomisos son significativos pero, como se reconoce también, no han parado el monstruoso contrabando en este caso sólo de prendería usada y algunos elementos afines.
Lo evidente es que el contrabando persiste y se lo realiza en gran escala, con millonarios capitales, pues los productos suntuarios que se comercializan en puestos de ferias semanales, es una muestra de que el negocio continúa y aunque cierta cantidad es importada legalmente, la gran mayoría de productos ingresa al país de contrabando. Los ejecutivos de la Aduana confirman este hecho, pues han tenido que extremar recursos para vaciar sus atestados depósitos de contrabando.
Fuente: LA PATRIA
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