Ya está en funciones la nueva Cónsul General de Bolivia en Chile, se trata de la historiadora y docente universitaria Magdalena Cajías que comprometió un delicado trabajo para retomar el tratamiento de la agenda de 13 puntos, que fue interrumpida en la gestión de Sebastián Piñera, pese al avance logístico que se produjo en la primera gestión de Michelle Bachelet. Una misión complicada pero no difícil de cumplirla si se eliminan algunas de las controversias que aún persisten en la línea política conservadora de La Moneda.
Magdalena Cajías, dejó entrever una estrategia particular de tratamiento en el delicado problema, en un acercamiento de “mujer a mujer” con la mandataria de Chile, autoridad que sin embargo ya se adelantó en señalar que “siempre se puede dialogar… pero el tema marítimo deberá resolverse en La Haya”.
Si existe buena predisposición para dialogar, significa que no están cerradas las opciones de analizar el contenido de una agenda pendiente que contiene temas muy importantes y algunos de particular interés para ambos países, por ejemplo el caso de las relaciones comerciales, que podría ser más dinámico de como se mueve actualmente, por lo menos en lo que corresponde al puerto de Iquique y su zona franca, donde la incidencia principal resulta el dinero que mueven los comerciantes bolivianos, aspecto reconocido plenamente.
Entre cosas pendientes está el caso de una millonaria deuda de Chile por el uso de las aguas del Silala, un elemento determinante para la vida del norte chileno y que empieza a ser utilizado con todo derecho por Bolivia, donde se origina la vertiente que produce agua potable que desviada intencionalmente hace muchas décadas por la empresa Antofagasta Railways para sus locomotoras, pasó a ser parte hasta del uso doméstico en poblaciones de la vasta zona. Ese uso indiscriminado de agua dulce boliviana debe tener un resarcimiento justo por el Gobierno chileno, que hace años ya reconoció y hasta admitió una forma de pago que en adelante deberá perfeccionarse para cubrir esa deuda histórica.
Para la nueva autoridad diplomática de Bolivia en Santiago se abre un abanico de oportunidades para poner en práctica la idea de “construir relaciones de respeto y transparentes que respondan a los fines de amistad e integración de los pueblos latinoamericanos, especialmente los de nuestra región”.
La consulesa boliviana comprometió esfuerzo y capacidad para extremar recursos que permitan recomponer los nexos y las relaciones más fluidas entre los dos gobiernos a través de elementos que muestren buenas intenciones y que respondan a las inquietudes, no sólo de los bolivianos, sino también a los abiertos deseos de los chilenos de solucionar el diferendo con Bolivia.
Para el inicio del “plan de buenas relaciones” de la consulesa boliviana habrá que esperar un determinado tiempo, pues la misión es difícil pero no imposible, además que este mes se entregará “la memoria legal de Bolivia” a la Corte de La Haya, lo que con seguridad generará una corriente de opiniones que merecerán una evaluación de partes, que ojalá no enfríen las buenas intenciones.
En Santiago la Presidente Bachelet como el canciller Heraldo Muñoz expresaron su criterio de restablecer el diálogo con Bolivia, aunque excluyendo el tema marítimo que se ventila en La Haya. En todo caso el cónsul chileno ya designado, un diplomático de carrera, Milenko Skoknic, asumirá su cargo el próximo mes de mayo, en una muestra del interés de su gobierno por un buen reinicio de vínculos diplomáticos. La mejor de las suertes para nuestra consulesa, de cuya habilidad y tino, no se puede dudar.
Fuente: LA PATRIA
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