No es que le estemos dando mucha importancia a este asunto de las fiestas, pero parece que es prudente recordar que existen algunas regulaciones sobre el tema y faltan otras que regulen por ejemplo las fiestas de cumpleaños y esas que marcan la llegada de los 15 años.
En todo caso lo que debemos generalizar es que en el país en que vivimos hay muchas tradiciones y en el medio local con fiestas de todo tipo y por cualquier motivo que son parte entrañable del diario vivir. Quizá como alguien dijo, “sin fiesta no hay vida” y se da el caso paradójico que inclusive cuando la vida se va, también hay fiesta.
En el caso de Oruro es muy raro un mes o para no exagerar, una quincena en la que no existe alguna celebración pública, sea folklórica, de aniversario, cívica, generalmente institucional, pero también “cuasi” personal, pero con un movimiento inusitado de invitados, banda, orquesta y licor.
Para mucha gente se trata de un despilfarro, para otra nada más que cumplir compromisos contraídos, promesas devocionales o acuerdos de solidaridad familiar, en todo caso la fiesta es la reunión social en la que abunda comida y bebida, al final, naturalmente muchos ebrios, hombres y mujeres a los que nadie “les quita lo bailado”.
El problema es que parte de la celebración tiene su efecto negativo cuando la festividad gana las calles, tiene danzarines con banda y todo, o se trata de algún aniversario, que igualmente recorre muchas arterias, interrumpe la circulación de motorizados y retrasa el andar de los viandantes, obligados a “sumarse moralmente” a la fiesta que si es religiosa, tiene además otras connotaciones con abusivo uso de petardos y libación de bebidas alcohólicas en la vía pública a vista y paciencia de autoridades, pero también de niños y jóvenes, un mal ejemplo propiamente autorizado.
A propósito de los jóvenes, bueno en realidad las jovencitas quinceañeras se ha cambiado un orden establecido que regía hasta hace algunos años, cuando este tipo de fiestas se realizaban entre las 15:00 y 18:00 horas, máximo las 19:00 y con estricta pero disimulada vigilancia de los padres. El horario cambió y ahora las fiestas de 15 años, con aval de los tutores comienzan después de las 20:00 y concluyen generalmente pasadas las dos de la madrugada. Este hecho es preocupante, pues se ciernen peligros contra la integridad de los jovenzuelos que no siempre son recogidos o acompañados por los tutores, además de haberse detectado que en algunas fiestas se invitan bebidas alcohólicas o se las consume sigilosamente.
Las fiestas de quinceañeras es además un negocio para locales de “eventos” en alquiler, que incluyen animación musical, decoración, menú especial, torta y una serie de implementos introducidos por el crecimiento mercantilista de una época especial, no precisamente acorde con cualquier economía, pero finalmente de cumplimiento casi obligado para los padres de quinceañeras.
Como todo debe tener un límite en función de cuidar valores morales y estéticos, seguridad de las personas y tranquilidad familiar, es que autoridades de algunas ciudades han sugerido normar este tipo de fiestas, principalmente adelantando horarios para que la celebración concluya a hora prudentemente segura.
En Oruro, aparte de normar las fiestas de 15 años, hay necesidad de socializar algunas ordenanzas que regulan la realización de fiestas, prohibiendo que las mismas se efectúen en la vía pública consumiendo bebidas alcohólicas o interrumpiendo las actividades de la comunidad. Lo que hay que hacer es dar cumplimiento a las reglas vigentes sancionando a los infractores.
Fuente: LA PATRIA
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