Domingo 06 de abril de 2014
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Editorial y opiniones
Recuerdos del presente
Al mando del caos
06 abr 2014
Por: Humberto Vacaflor Ganam
El haber llegado a la presidencia desde la organización de cocaleros ilegales del Chapare le dio a Evo Morales la peligrosa creencia de que se puede convivir, desde el gobierno, con otras actividades ilegales.
Como un surfista diestro, creyó que podía mantenerse a flote en medio de olas gigantescas creadas por grupos ilegales de toda laya, tales como los narcotraficantes, los contrabandistas, los cooperativistas, los traficantes de tierras, entre otros.
Ahora está comprobando que este tipo de actividades consideran al Estado como un estorbo, y que quisieran eliminarlo, como ocurrió en Somalia, dividirlo en parcelas territoriales, como ocurre en Colombia y Perú, controlarlo desde dentro, como en Rusia, sin llegar a la sofisticación de asociarse con el Estado, como han hecho la Yakuza japonesa o las mafias italianas.
Se ha demostrado en Somalia que la actividad económica formal y legal tiene dificultades para convivir con las ilegales y delincuenciales, por lo que el territorio donde existe una economía legal se ha reducido a un pequeño segmento de Somalilandia.
Los cocaleros y sus socios, los narcotraficantes, acaban de hacer una demostración de que controlan Yapacaní y todo el “epicentro del narcotráfico”, como definió el ministro Carlos Romero al Ichilo. Todavía no se llaman nada parecido a FARC, pero tienen control territorial en la zona: el Estado boliviano no puede instalar un cuartel allí.