Loading...
Invitado


Jueves 11 de febrero de 2010

Portada Principal
Ecológico Kiswara

Sobre el cambio climático y sus peligrosas consecuencias

11 feb 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: Adhemar Avalos Ortiz

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

El cambio climático no es un cuento chino, tampoco una aventurada hipótesis de los científicos, y, ni siquiera, en la imaginación de los lectores de profecías, un final abrupto del mundo dominado por la especie humana. Es un hecho comprobado a partir de observaciones rigurosas de muchas décadas, las que están respaldadas por el saber de hombres dedicados a la investigación en cuerpo y alma. Se han ido desarrollando cambios en el planeta de manera poco perceptible al principio, situaciones imprevisibles que paulatinamente se fueron haciendo más agudas con el paso de los años.

Es evidente, no podría ser de otra manera, que nuestro planeta, el único que tenemos, hasta hoy, ha pasado por cataclismos inenarrables desde su nacimiento hace 4600-4500 millones de años. El difícil, y escabroso, nacimiento y desarrollo de la vida vegetal y animal se ha visto acompañado de “extinciones masivas”, de catástrofes inusitadas que cambiaron para siempre el perfil físico de La Tierra, la que, además, en todo su largo existir, pasó por cambios lentos geológicamente hablando, pero importantes en el tiempo cósmico, los que han configurado un planeta radicalmente diferente al de eras pasadas. Su esencia permanente de cambio es lo que distingue a todo el Universo y su inconmensurable multitud de astros.

No obstante, nunca como ahora la presencia del ser humano había sido tan decisiva para cambiar el planeta, lamentablemente para peor. Y lo dicen ciencias como la Química, la Física, la Oceanografía, las ramas de la Atmósfera y el Clima, todas aquellas materias que nos explican el comportamiento del planeta en su multitud de particularidades. El cambio climático puede obedecer a causas naturales, las que tienen que ver con ciclos cósmicos, con la influencia de los astros que rodean a La Tierra, pero su devenir es lento en tiempos humanos y, estadísticamente, improbables en nuestra breve historia, geológicamente hablando. Pero, lo que puede acelerar su curso es lo que hace el ser humano en su lento, pero consistente, e irresponsable, desarrollo.

Y, aquí, es pertinente referirse al efecto invernadero: el recrear condiciones de estructura atmosférica similares a lo que pasa en el planeta Venus, la Diosa del amor de los griegos. La atmósfera de nuestro planeta está constituida por un 76% de nitrógeno, un 21% de oxígeno, vital para la vida, y 3% de vapor de agua, dióxido de carbono, ozono (filtro esencial contra los rayos ultravioleta que destruyen a los seres vivos), argón y otros. En cambio, la de Venus contiene un 97% de dióxido de carbono y 3% de nitrógeno más oxígeno, monóxido de carbono, gases nobles, ácidos sulfúrico y clorhídrico y otros. En este último hermano de la Tierra no podríamos sobrevivir, no solamente por la composición del aire, sino también por la temperatura que alcanza los 482 ºC, día y noche, suficiente para derretir muchos metales.

Y, en esta línea, a pesar del escepticismo de muchos, nosotros, el llamado “homo sapiens, la cúspide de la evolución natural”, estamos haciendo posible no la extinción del planeta, sino su conversión en algo parecido, aunque un poco de lejos, a Venus, donde sus altísimas temperaturas se deben a que su densa capa de nubes constituidas por gases de “efecto invernadero” absorben el calor del Sol, pero no lo dejan escapar.

El efecto invernadero es una consecuencia de actitudes absolutamente irracionales, entrañablemente irresponsables y depredadoras, las que, en toda su crudeza horrible, se transforman en causa y condición de un cambio climático no natural, forzado por el ser humano, hecho que implica la desaparición del medio ambiente en el que nació y creció la Humanidad.

El cambio climático, en algunas décadas y quizás menos, conducirá inevitablemente a la desaparición de una buena parte de la vida, al menos como la que conocemos hoy. Pero, aún nos queda un camino esencial y necesario que radica en el cumplimiento estricto de las siguientes condiciones especiales que estamos obligados a adoptar:

1.Frenar el crecimiento demográfico.

2.Parar la expansión de la frontera agrícola.

3.Acabar con la tala indiscriminada de árboles y los chaqueos salvajes.

4.Impulsar el desarrollo sustentable de formas de energía limpia.

5.Reducir las emisiones de CO2 que significan la quema estúpida, y suicida, de combustibles fósiles.

6.Reducir progresivamente la contaminación del medio ambiente con menor generación de residuos, el reciclaje de la mayor parte y un tratamiento adecuado de lo que quede.

Son seis elementos, entre muchos otros, esenciales para la vida en La Tierra. Y, quizás, ya sea un poco tarde, pero no el acabóse para la mayor parte de la especie humana.

(*) Politólogo

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: