Jueves 03 de abril de 2014
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Editorial y opiniones
El juicio contra el supuesto terrorismo separatista ha sido herido de muerte
03 abr 2014
Por: Adhemar Ávalos Ortiz
De las entrañas del totalitarismo surge una forma deformada y clásicamente maquiavélica de hacer política con un principio fundamental no superado por la historia: ”El fin justifica los medios”, un postulado inaceptable éticamente pero que siempre se ha justificado en función de los intereses del poder político y no de los anhelos y aspiraciones de las mayorías sean letradas o ignorantes, al fin siempre se puede recurrir a instrumentos de todo tipo para manipularlas y convencerlas de que “la palabra del líder es el designio de Dios”. En la estructura totalitaria no se conciben el libre pensamiento y la decisión democrática de los individuos libres, sujetos que tienen que ser sometidos a las arbitrariedades de los mal llamados “movimientos sociales”, los que, por más numerosos que sean, son los grupos fascistas de choque de la nueva oligarquía
En abril de 2009, en el Hotel “Las Américas” de Santa Cruz, se produjo un hecho que desnudó los objetivos del Gobierno del MAS en Bolivia: profundizar un proceso de cambio dirigido a liquidar todo signo de oposición estratégico en la perspectiva de recrear una nueva oligarquía, un modelo de poder muchísimo más eficiente que el venezolano y que acabó mediatizándose en la lógica de la restauración neoliberal no indigenista en la esencia, pero sí en su discurso y en el apoyo irracional de una masa indígena alienada. En un proceso provisto de una eficiencia sorprendente en tipos tan inútiles ayer, se atenta dinamiteramente contra la vivienda del Cardenal de la Iglesia Católica y se hace posible la liquidación física de tres supuestos terroristas y se detiene a otros dos. Después, la represión contra el movimiento cívico de Santa Cruz fue feroz desde los poderes Judicial, Ejecutivo y Legislativo del Estado boliviano, plurinacional en discurso, pero republicano en esencia.