Por los informes que se tiene sobre la demanda internacional del “grano de oro”, no cabe duda que el programa internacional de presentación de la quinua durante todo un año, ha dado resultados satisfactorios… naturalmente para los productores y lógicamente para el Estado, que tiene otro rubro de ingresos, no serán cuantiosos – de momento – pero son parte de ese objetivo nacional de alcanzar la soberanía alimentaria.
Lo que sucede con otros Estados de mayor economía y diversificación de su producción alimentaria, está tomando forma en el nuestro, pues no se trata sólo de mostrar un producto como la quinua que ha invadido los mercados externos, como el de Norteamérica, el caso de varios otros en Europa e inclusive en los grandes comercios asiáticos, donde ya se reclama la provisión de quinua.
El crecimiento del negocio sin lugar a dudas está favoreciendo con buenos dividendos a los productores en este caso de nuestro país y de Oruro en forma especial, donde se supone está la quinua de mayor y mejor calidad. Pero esto debe hacernos pensar en adoptar medidas más contundentes para preservar el producto, comenzando por mejorar los sistemas de preparación de terrenos, la siembra en sí y modernizar la cosecha en una primera fase, la otra tiene que ver con la industrialización del grano asunto en el que tenemos abierta competencia de otros productores e inclusive de elaboradores de alimentos en los países con grandes industrias que sólo compran la quinua transformándola en variada presentación, incluso pre-cocidos para facilitar su consumo.
Hay una competencia con Perú que se consideró el segundo productor de la quinua, y luego se ubican Chile y Ecuador, en nuestra área geográfica, pero se sabe de plantaciones que han dado resultados en algunos estados del país del Norte y en algún distrito chino, donde se cosecha quinua, aunque con una reconocida deficiencia, en lo que corresponde a su múltiple composición nutritiva que sólo posee el “grano de oro” que se cultiva en nuestro altiplano.
Si se quiere alcanzar la meta de la soberanía alimentaria hay que impulsar la internacionalización de otros productos, si se habla del altiplano, el caso de la carne de camélidos, igualmente de requerimiento particular por su condición saludable al garantizar “cero colesterol”, algo que se busca en el exterior.
Así como esos productos hay otros, mencionamos, el ajo, que tal si hablamos de habas y arvejas, cierta calidad de papa, por mencionar la producción del sector occidental, pero hay que añadir el caso de la exportación de palmitos, banano y piñas del trópico nacional, a lo que se suman con muy buena producción los productos del Oriente, como la soya, azúcar y arroz, es decir sólo muestras de lo que significa pasos importante en pos de esa soberanía alimentaria, envidiable frente a países vecinos y otros extra región.
Sin embargo, sucede un fenómeno especial y es que, por ejemplo en el caso concreto de la quinua, el año de su promoción sirvió en el exterior, pero no cambió mucho el panorama nacional, donde el consumo sigue siendo bajo, pese a sus grandes atributos nutricionales. Falta una campaña interna de motivación ciudadana y medidas especiales para disponer de precios del producto accesibles a la economía boliviana. La quinua se vende ahora a “precio de oro” en el exterior, no debe mantenerse esa misma política para los consumidores nacionales.
Fuente: LA PATRIA
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