Hermanos bolivianos: los orureños no podemos permitir que se siga insultando a la sagrada imagen de la Virgen del Socavón, Patrona de los mineros a quien le rendimos nuestra pleitesía bailando por devoción en el Carnaval.
A consecuencia de la desgracia ocurrida el primer día de este mes, Oruro continúa siendo víctima de toda clase de mofas, al extremo de que no sirvió para nada la disculpa de un matutino paceño, donde se comete, inclusive el craso error de cambiarle el apellido al Presidente del Comité Cívico, don Pedro Challapa por Pedro Challapata.
Frente a esa realidad donde se advierte que de la sana crítica se pase a la difamación, es urgente que todo el pueblo de Oruro sin distinción de clases, credos políticos salgan en defensa de la dignidad de la Capital del Folklore Boliviano.
En esta vida nadie es intocable, especialmente si no se cumple a cabalidad lo que está señalado en la Ley 602, en cuanto refiere a la organización del Carnaval.
Lo honesto es reconocer, que conforme pasan los años, la Asociación de Conjuntos del Folklore, el Comité de Etnografía y la Alcaldía Municipal, tiraron al canasto el mencionado documento, trabajando a tontas y ciegas para solo sacar provecho personal a costa de los danzarines, músicos, devotos y pueblo en general durante el desarrollo del acontecimiento vernacular.
Esa es una muestra de que aquí en adelante, todos debemos trabajar con seriedad si queremos recuperar la prestancia, calidad y el carácter devocional de la Entrada del Carnaval.
En ese marco, la señora Rossío Pimentel, los señores Jacinto Quispaya y Mauricio Cazorla, ya debían estar sentados planificando el Carnaval 2015, porque así lo dispone la Ley 602, dejando de lado poses demagógicas lavándose las manos como Pilatos después de haber “fregado el carnaval”.
Si realmente se sienten capaces de cumplir su trabajo, no hay por qué tener miedo de que la Ley sea consensuada, sin que ello signifique inmiscuirse en la misión específica que tienen la Alcaldía, Asociación de Conjuntos del Folklore y Comité de Etnografía.
Tal vez no conocen, siendo por tanto recordarles a estos tres personeros que la primera (Alcaldía), está encargada de preparar el escenario. La segunda (ACFO), lleva adelante el espectáculo. La tercera (Comité de Etnografía), cuida que no se distorsione la esencia vernacular de la danza, la música y vestimenta en todos sus alcances.
Por tanto, son estas tres instituciones, responsables del desarrollo del Carnaval de Oruro en todas sus estancias y contingencias.
Dicho esto, no hay disculpas que valgan, debiendo ya ponerse las pilas y trabajar sin descanso si queremos preservar el título de “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, qué, por cierto, nos impuso llevar adelante un plan decenal para continuar mejorando la atracción del Carnaval como un proceso devocional a la Virgen del Socavón, algo que no se cumple después de haber conseguido tan trascendental declaratoria.
A partir de hoy, no debe pasar un solo minuto de no hacer nada, siendo imperativo incondicional de los orureños de verdad, estar en permanente vigilia, hasta reivindicar la mayor expresión cultural y folklórica de Bolivia, como sostiene la Honorable Alcaldesa Municipal.
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