No se trata de victimizarse pero aún existen más casos de mujeres maltratadas que a la inversa y, por lo general los agresores contra las féminas son hombres, en su mayoría ligados a la misma víctima, pueden ser padres, esposos, en menor proporción hermanos, tíos o amigos.
El maltrato tiene su origen en la discriminación, pues cuando una persona se siente superior a otra por alguna razón, la menosprecia y por eso mismo se cree con el derecho de maltratarla, dañando su psiquis, su cuerpo, su mente o su espíritu.
Algunos de los agresores creen que porque no dejan marcas no están ejerciendo violencia y no están maltratando a su víctima, pero lo cierto es que muchas veces las huellas no quedan en el cuerpo sino que son psicológicas, lo que modificará la conducta de quien recibe las agresiones.
Según la Ley 045, Contra el Racismo y toda forma de Discriminación, se define como discriminación: “a toda forma de distinción, exclusión, restricción o preferencia fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual e identidad de géneros, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, condición económica, social o de salud, profesión, ocupación u oficio, grado de instrucción, capacidades diferentes y/o discapacidad física, intelectual o sensorial, estado de embarazo, apellido u otras que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de derechos humanos y libertades fundamentales reconocidos por la Constitución Política del Estado y el derecho internacional. No se considerará discriminación a las medidas de acción afirmativa”.
Si se analiza la definición que realiza la Ley 045 sobre la discriminación, se observa que tanto ésta como el maltrato van de la mano y una es consecuencia de la otra y viceversa.
Cuando una persona menosprecia o lastima a otra ya se está hablando de discriminación, y el hacer distinciones, excluir o restringir los derechos de una tercera también es una forma de maltrato.
LA PAREJA
Isidoro Loi, autor del polémico libro La Mujer, señala que “el hombre es el único animal que hace daño a su pareja”, según el análisis que hace Patricia Flores Palacios en el texto El Mundo y la Cotidianidad en Femenino y Masculino, editado y publicado por la Red Nacional de Trabajadoras de la Información y Comunicación, RED-ADA, la sociedad está construida sobre una estructura machista en la que predomina el androcentrismo a partir de la crianza de l@s niñ@s que comienza con el mismo lenguaje, el cual se difunde por diferentes medios de comunicación.
Algunos hombres reclaman que la mujer debe cumplir su sagrada misión de esposa sometiéndose a su voluntad, por lo que la asumen como un ser inferior y se creen con derechos sobre su cuerpo, su vida y su voluntad, ya que la Biblia señala como deberes maritales de ella: “La casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido” 1Cor.7:34b, “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” Efe.5:22, “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor” Col.3:18, “Que sepáis que… el varón es la cabeza de la mujer” 1Cor.11:3, sin embargo, no toman en cuenta que eso no quiere decir que la mujer sea inferior o que deba recibir maltrato y discriminación de parte de su pareja en el matrimonio o fuera de él.
No obstante, no se toma en cuenta que entre los deberes del esposo están amar a sus esposas tiernamente, honrarla, elogiarla y agradarla, además de escuchar sus sabios consejos. “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” Efe.5:25, “cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo” Efe.5:28, “… y no seáis ásperos con ellas” Col.3:19, “… vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer” 1Pe.3:7.
La misma Biblia pone a la mujer en el mismo nivel que al hombre, en la siguiente afirmación: “No hay varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” Gál. 3:28, aunque hay extremistas que señalan que las féminas son malas porque sino Dios hubiese sido mujer o hubiese tenido una.
LAS LEYES
Primero se creó la Ley 045 para erradicar el racismo y toda forma de discriminación. Hace un año y pocos días, se promulgó la Ley 348, para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, como su nombre lo indica, sin embargo, a los pocos días se producían dos casos de feminicidio, a los que siguieron muchos más y recientemente se reportó en Oruro el primer caso.
¿Qué hacen las leyes para garantizar que se erradiquen esos flagelos que dañan a la sociedad en su conjunto? Es decir, las normas están ahí, pero los crímenes siguen y suman, además que la mayoría continúa en la impunidad.
El mismo Presidente de Bolivia, al momento de promulgar la Ley 348 lo dijo, “Las Leyes se aprueban y no se implementan, algunas puede ser por falta de presupuesto, en este caso vamos a instruir al ministro de Economía que financie e invierta para acabar con la violencia contra la mujer. Compañeros del Gabinete, ¿qué está pasando para que se apliquen las Leyes? (…) aprobamos una Ley (y) después de un año estamos aprobando una reglamentación, ministros, ministras tienen una obligación de aprobar en un mes o dos meses la reglamentación”, pero a un año de haberse promulgado la norma es una de las pocas que aún no tiene
reglamentación.
Quizás la garantía más certera para que podamos vivir en un mundo libres de discriminación y violencia sea la educación, debemos partir por enseñar a nuestr@s niñ@s el respeto, el perdón, la templanza, la tolerancia y el amor desde muy pequeños, pero no lo conseguiremos si no damos el ejemplo.
Además de todo debemos comenzar por respetar y hacer respetar las leyes, que para eso fueron construidas, hay que ponerle un alto al desacato y dar paso a la obediencia si queremos surgir como una sociedad civilizada, armónica y pacífica, libre de violencia y de discriminación.
Fuente: LA PATRIA
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