Historia es el proceso de desarrollo de los pueblos en el espacio de su territorio.
Desde la concepción de nuestras culturas, esta definición parte el concepto Pacha que significa tiempo y espacio. En el que el tiempo y el espacio conforman una unidad indivisible. Cuando hay interferencia esta unidad se rompe y todo el proceso se detiene.
La célula de nuestra organización social, el ayllu, al ser víctima de la ruptura de su Pacha, deja de ser histórico. En términos occidentales se entendería que deja de ser sujeto histórico.
El Pacha que hoy vivimos está fracturado, su unidad ha sido rota, pese a que nuestras comunidades han sido reconstruidas, no somos dueños de nuestro destino. El Jakaña es el control del tiempo y de la vida; no está en nuestras manos, no somos sujeto histórico, somos objeto de una historia foránea. La ruptura de nuestra Pacha se debió a la presencia de elementos contrarios a nuestra civilización. La invasión española fue la causante de esta ruptura, por su carácter colonial y de dominación.
Al imponerse el sistema colonial nuestra cultura fue anulada por los colonizadores, destruyeron nuestras bibliotecas, kipus y todo tipo de registro material de nuestra cultura y pensamiento. Desde ese momento, nuestra memoria histórica fue destinada a sobrevivir clandestinamente, y a manifestarse en mitos y tradiciones orates.
Los mitos y los cuentos guardan la tradición oral de nuestro pueblo, el daño que sufrió nuestra memoria histórica por efectos de la colonización trajo consigo el sometimiento y la alienación producto de la imposición de valores ajenos que nos llevaron a negar nuestra propia identidad. Algunas manifestaciones de este problema son los cambios de apellidos, el cambio de nombres de pueblos y comunidades, por nombres españoles y mestizos.
La historia oral es importante porque ayuda en la reconstrucción de la historia nacional de los pueblos quechua, aymara, guaraní y otros pueblos, en los que las fuentes de información lo constituyen los ancianos, personas que por su avanzada edad cuentan con una memoria que ha ido registrando hechos y sucesos que abarcan a muchos más años que su misma edad puesto que portan toda la memoria transmitida por sus padres y abuelos.
La historia oral andina reconstruye y escribe la historia de los pueblos nativos, que es desconocida por la historia oficial, desde la imposición del sistema colonialista.
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