Aunque el Tribunal Supremo Electoral (TSE) tendría ya toda la documentación con los datos del último censo para definir el asunto de las circunscripciones uninominales y establecer el parámetro sobre el cual se desarrollará el próximo proceso electoral, todavía no ha emitido la convocatoria a elecciones aspecto que se anticipaba para fines del pasado mes.
Está transcurriendo marzo y aunque existe un implícito movimiento electoral, incluyendo cierta forma de campañas encubiertas, se perfilan candidatos aún no oficiales, excepto los proclamados abiertamente del partido gobernante, y aparecen más candidatos presidenciales como más partidos o agrupaciones políticas que deben regularizar su reconocimiento en el órgano electoral bajo ciertas condiciones que a esta altura pueden complicar las intenciones de más de dos o tres políticos dispuestos a saltar a la arena política.
Un informe del TSE señala que hay 16 partidos políticos en formación, fuera de los tradicionalmente conocidos y algunos que ya fueron parte de pasados procesos electorales, sólo que los de reciente aparición deberán obtener un mínimo de 91.665 militantes, que significa el 2 % de los votos válidos de la última elección, utilizando para ese fin la cantidad de 1.600 libros para registrar las firmas exigidas, lo que cambia el panorama de más de una decena de agrupaciones que ya tienen sus candidatos.
De formalizar algunos parece que será imposible que todos los aspirantes alcancen a llenar la enorme cantidad de libros, pues faltarán militantes, el espectro electoral será una vez más saturado con muchos candidatos, la mayoría ávidos de alcanzar el poder. Puede salvar ese fenómeno de segura atomización, la conformación de frentes o el acuerdo de fortalecer alianzas con la proclamación de menos candidatos y la posibilidad de rescatar más votos, sin embargo los primeros intentos en esa materia todavía no han fructificado.
Es necesario que se formalice la convocatoria a elecciones para dar legalidad al movimiento de partidos, agrupaciones y postulantes que pongan en el mercado electoral sus propuestas, principios, y opciones de mejorar la vida de la población, particularmente de una gran parte de la comunidad que sigue viviendo en la pobreza y demanda fuentes de empleo para recuperar dignidad y el derecho a mejorar su calidad de vida.
La convocatoria a elecciones normará la actividad de los partidos políticos permitiéndoles encarar abiertamente sus campañas, la nominación oficial de sus candidatos y el cumplimiento de un calendario que facilite el cumplimiento de metas y plazos legales con claras reglas de juego que permitan al elector, de la ciudad y el campo, asumir libremente la selección de su mejor candidato.
No hay que olvidar que en el cumplimiento de procesos electorales, de acuerdo a la nueva Constitución, el TSE debe convocar a elecciones generales con una anticipación de 150 días a la fecha de realización del día de votación, esto significa que no más allá de mayo la convocatoria debe ser aplicada para su cumplimiento nacional, pensando en octubre como el mes en que los bolivianos renovarán la estructura de su gobierno.
Los políticos particularmente, pero la ciudadanía organizada en sus diferentes organizaciones profesionales, empresariales, laborales, sociales y vecinales, están pendientes del cumplimiento de obligaciones del TSE para que se legalicen las actividades electorales, lo que significa abrir un proceso de tolerancia, respeto e implícita amnistía que permitirá a los candidatos ofrecer en igualdad de condiciones, las propuestas partidarias de frentes o de alianzas que entren al juego democrático en busca del apoyo ciudadano.
Fuente: LA PATRIA
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