Carnaval orureño, negocio Para dirigentes folkloristas
17 mar 2014
Por: Edmundo Rocabado V.
El Carnaval de Oruro se convirtió en mina de oro para el negocio y acumulación de dineros para diferentes tipos de dirigentes folkloristas, porque éstos, sean miembros de la Asociación del Folklore de Oruro (ACFO) y mandamases de los conjuntos, dejando migajas al pueblo y a las instituciones ligadas a esta grandiosa manifestación de fe a la Virgen del Socavón, aunque también la ACFO puede tener dirigentes honestos que no quieren complicarse con malas actitudes.
Desde muchos años atrás han existido dirigentes de la ACFO que capitalizaron su economía personal, con la venta, sin control, de puestos en calles del recorrido de la Entrada, porque la Alcaldía, menos Impuestos Nacionales, no tienen capacidad para frenar el abuso. Recuerdo que en la década de 1970, un dirigente desapareció con más de 8.000 dólares de aquella época; le sucedieron otros que se eternizan en las dirigencias de la Asociación y grupos, para erigir mansiones en Oruro, Cochabamba y otros distritos.
La hermenéutica para salir de pobres, es la forma encubierta es vender espacios en aceras de calles por el recorrido del Carnaval, donde son instaladas graderías cobrando caprichosos precios. Varios ciudadanos del interior se dirigen a empresas turísticas, para comprar espacios, recibiendo como respuesta que no disponen porque algunos dirigentes tienen cupos especiales en sectores de mayor demanda poniendo pequeños avisos horas antes de comenzar el antruejo carnavalero.
Miles de bailarines pagan cuotas de ingreso entre 300 y 250 dólares para tener derecho a participar en la fiesta; haciendo un mero cálculo , en cada grupo existen entre 800 y 1.000, sólo tomando 250 dólares, un conjunto grande recauda más de 200.000 dólares, para la contratación de bandas que fluctúan entre 30.000 de la moneda norteamericana y los socios reciben chamarritas, poleras y bolsas, además alimentación por dos días, quedando en beneficio de las agrupaciones, aproximadamente, 100.000 dólares que no tienen control. Los grupos también reciben subvenciones para amortizar el costo de las bandas de música de acuerdo a la cantidad de danzantes e importancia del grupo afiliado; son por estos motivos que los dirigentes se eternizan en los cargos.
A la angurria de dirigentes folkloristas, se suman los propietarios de viviendas ubicadas en la avenida 6 de Agosto, donde se erigen graderías incómodas, con un pequeño espacio de apenas 40 centímetros para sentarse, cobrando entre 300 y 400 bolivianos por persona; quienes son más gruesos y ubicados en los pisos 4 y 10, sufren incomodidades para. descender sobre personas y haciendo malabares, para buscar un lugar para hacer aguas y pagar dos bolivianos en pequeños espacios instalados en patios, con acumulación de adobes y una cortina de plástico para la privacidad.
Corresponde a las autoridades de la Alcaldía que vende espacios en aceras, realizar adecuado control en la ubicación de graderías y obligar a dueños de viviendas, permitir en uso de baños limpios e higiénicos sin cobrar dinero, porque se supone en el costo del asiento está permitido su uso, entendiendo que el turista o cualquier ciudadano, tiene derecho a mayor comodidad, tratándose que nuestro Carnaval que es Obras Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad, no para maltratar a la gente.
Ahí está la danza de millones de bolivianos y dólares, bajo el influjo del carnaval.
(*) Periodista
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