El Papa Francisco en el primer año de su pontificado ha impuesto el sello de su personalidad latinoamericana a la Iglesia mundial, mostrando con claridad un abierto acercamiento a las clases más necesitadas y haciéndolo con la mayor humildad y con abierta franqueza al tratar los temas que se plantearon a su autoridad eclesial para recibir un verdadero apoyo, humano y solidario.
La elección de Francisco como Sumo Pontífice de la Iglesia, un reconocimiento al primer jesuita que llega al trono de San Pedro, fue sin duda un acierto de los cardenales que unidos encomendaron a la nueva autoridad encarar una serie de transformaciones en la administración del Vaticano.
Otra circunstancia particular es que se trata del primer Papa latinoamericano lo que significa un implícito apoyo a la creciente población mundial que vive en lo que también se conoce como el nuevo continente, donde los cambios que se presentan necesitan de la sabia y experimentada orientación de la máxima autoridad eclesiástica que conoce de cerca las vicisitudes de un gigante conglomerado social que se rebela contra la injusticia en busca de mejores condiciones de vida y opciones más abiertas hacia la justicia y la equidad.
Un altísimo porcentaje de la comunidad mundial tiene una imagen positiva del pontífice, reconociendo que en un año de su misión pastoral está generando grandes cambios al frente de la Iglesia Católica, recuperando la confianza de millones de fieles que doce meses atrás miraban con dudas la misión social de la Iglesia, considerada incluso elitista y hasta observada por olvidar una mayor aproximación con las “clases populares”.
El Papa Francisco demuestra en su labor cotidiana su conocimiento de los grandes problemas mundiales a los que presta atención especial planteando con humana experiencia soluciones de paz, por ejemplo en el caso de las negociaciones entre Israel y Palestina; pone énfasis en su mensaje cuando insta a los gobiernos acabar con la pobreza y el endurecimiento de las políticas que alientan confrontaciones y hacen mal uso de las armas, lastimando la humanidad de los más débiles.
El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) afirma que el Papa Francisco es un “líder global” y para América Latina en particular es “un elemento de transformación, de vitalidad y de dinamismo”, agregando en la celebración del primer año de pontificado del Papa Francisco “que la figura del Santo Padre nos está ayudando a todos”… a sobrellevar las cargas y salir adelante en la construcción de una sociedad más justa.
En verdad que el trabajo del Pontífice ha sacudido las “tradicionales” normas del Vaticano. Desde los cambios en su investidura, la sencillez en su modo de vida y en su actitud de mando, la forma de encarar los problemas, sus decisiones administrativas, su humildad en el uso de los bienes de su entorno y la franqueza para acercarse a sus colaboradores y al pueblo cristiano han hecho, en este primer año, que sean más los seguidores que vuelven a retomar la fe en el Ser Supremo, sabedores de que su representante terrenal está más próximo de las grandes mayorías que son parte de la Iglesia de renovación y afirmación de los principios católicos, la verdad y la justicia.
La grey católica felicitó al Sumo Pontífice, y lo hizo pidiendo al Hijo de Dios que otorgue fortaleza al Papa Francisco para que siga orientando a todos los bautizados siendo “verdaderos discípulos y misioneros de Cristo”.
Fuente: LA PATRIA
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