Domingo 16 de marzo de 2014
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Cultural El Duende
Luis Urquieta Molleda
Alfonso Gamarra Un hombre y una obra imperecedera
16 mar 2014
Fuente: LA PATRIA
“El hombre disimula su búsqueda de la muerte, mientras transita en la luz que le da el día. Se imanta hacia la promesa del ocaso, vértice anónimo del tiempo, dintel de negras ánforas”, así apuntaba el galeno, escritor, humanista y académico de la lengua acerca de la finitud de la especie. Pero los seres superiores como Alfonso Gamarra Durana (Oruro, 1931 – Cochabamba, 2014), trascienden el tiempo por sus ideas y sus obras, para perdurar en la memoria. De ellas mencionamos algunas
Dos obras editadas por la Fundación Cultural ZOFRO se honraron acogiendo sus aportes: “Oruro visto por cronistas extranjeros y autores nacionales, siglos XVI al XXI” compilada por Mariano Baptista Gumucio, con su trabajo “Oruro en los albores del siglo XX”. En el libro “Coloquio de historiadores, Oruro en la guerra de la independencia”, con motivo del IV Centenario de la fundación de la Villa de San Felipe de Austria está su estudio “Los procesos psicológicos de febrero de 1781”.
El notable orureño, caracterizado por su vasta producción en diversos campos, fue asiduo colaborador de El Duende desde 1995 con trabajos en poesía, narrativa y esencialmente ensayo histórico. Recientemente hizo llegar a la redacción su último artículo “Ingreso de Humberto Vázquez Machicado en la Academia Boliviana de la Lengua”, que en recuerdo vivo de él aparece en la página 4 de esta edición. Antes, en homenaje a la edición 500 del Suplemento y al personaje mítico escribió su “Estudio científico” sentenciando que: “Los duendes, estos consanguíneos equivocados de los demonios, son mansos porque su paz está en su ritmo interior lo que les permite presentir las cualidades humanas superlativas, admirarlas porque tienen trascendencia e imitarlas porque son los resultados positivos de los humanos. A veces curan, a veces profetizan, pero siempre ensanchan la hidalguía de los vecinos. Asimilan estrechamente las cualidades intelectuales de la víctima adquiriendo el papel de mentor. Por ello, su tarea esencial consiste en ganar a los seres para la bondad, inyectándoles la capacidad de sorprenderse”.
Fuente: LA PATRIA