Viernes 14 de marzo de 2014
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La Declaración Universal de los Derechos Humanos, se fundamenta en la razón, y considerar que la Naturaleza Humana tiene unos derechos intrínsecos e inalienables siempre, y no son “fruto de decisiones políticas, sino derechos que derivan de nuestra dignidad humana”. Así se expresa Marthilay, Catedrático de Derecho Internacional de la Universidad de Oslo, Delegada en la Conferencia de Pekín en 1995.
Hay quien piensa que los derechos humanos no son otra cosa que lo que se ha considerado legítimo en cada momento, por los parlamentos y los tribunales. Esto ha permitido que los movimientos gay y los abortistas (cada cual que se exprese y respete) aplicarlo a sus personales intereses como si fuesen derechos humanos.
“El aborto como un derecho de la mujer, y el derecho a formar una familia, como un derecho individual, independiente del sexo”. Por esto se consigue que se defina como un derecho humano, y adquiere una legitimidad difícil de combatir. Surgirán redes de agitación transnacionales en las Conferencias Internacionales, que se dedicarán sobre todo a promover la creación de un “Derecho blando”, que favorezca su causa. Es importante conseguir algún documento de las Naciones Unidas que tenga algún “peso”, pues esto, de un Organismo Internacional se considera legítimo en muchas partes del mundo.