Está comprobado que la sobrecarga en cualquier estructura técnica, que sea metálica o de otros materiales ocasiona su deterioro, que más tarde o más temprano se convierte en grave accidente, como varios que han sucedido en los pasados días, lamentablemente consignando el de la pasarela en una esquina del escenario de Carnaval en Oruro.
Es ya evidente que existió un mal uso de la pasarela que fue convertida en un cómodo sitio para inescrupulosos e irresponsables ciudadanos, la mayoría jóvenes que se ubicaron en el centro de la misma, mostrando su entusiasmo con saltos y desmedida algarabía en un sitio prohibido para esos fines, lo que produjo la rotura de algunos soportes, ocasionando el lamentable accidente con víctimas fatales y muchos heridos.
En la misma secuencia del Carnaval, durante el “Corso de Corsos” en la ciudad de Cochabamba, por el mal uso de una gradería en la que también primó el sobrepeso o la sobrecarga de gente, la misma cayó y menos mal que no causó pérdidas fatales, pero sí varios contusos entre graves y leves.
Más sobrecarga, poco después del Carnaval, aunque en este hecho, el sobrepeso no fue humano, sino producto de una torrencial y prolongada granizada, que acumulándose en un tinglado deportivo de un establecimiento educativo paceño, igualmente cayó y también produjo heridos y por supuesto otros daños en la estructura de ese plantel. Tal parece que en la construcción de tinglados en canchas o patios educativos, no se toman en cuenta algunas contingencias que como la sobrecarga de granizo o nevada, ponen en riesgo a quienes se cobijan bajo esa techumbre, supuestamente segura.
Sólo como aditamento complementario a esta secuela de hechos, también se lamentó un accidente de tránsito con un colectivo de pasajeros en La Paz, que al reventar los frenos, se estrelló contra un inmueble causando varios heridos, algunos de gravedad. La investigación apuntó a culpar al conductor por permitir sobrecarga de pasajeros, sin tomar en cuenta la empinada ruta que cubre ese motorizado.
Toda sobrecarga es irregular, por lo mismo peligrosa, aunque en diferentes circunstancias el hecho no es tomado en cuenta hasta que “revientan” los soportes para mostrar que se infringieron estipulaciones y recomendaciones técnicas, con los resultados que son de lamentar, por sus efectos negativos, sentimentales y económicos, en la comunidad afectada.
Está visto que el problema mayor en la mayoría de los casos es resultado de la indisciplina ciudadana, del desconocimiento deliberado de las disposiciones, lo que agrava la responsabilidad de personas que con su manera de actuar ponen en peligro la seguridad de mucha gente, vulnerando abiertamente los derechos ciudadanos y al mismo tiempo mostrando el incumplimiento de deberes, lo que se constituye en un flagrante delito que debe ser sancionado.
El accidente de la pasarela en Oruro, está siendo aprovechado de manera circunstancial por ciertas corrientes que buscan cualquier alternativa para sacar réditos particulares, inclusive algunos puntos políticos, aprovechando el dolor de dolientes o parientes de heridos, tratando además de encontrar culpables entre autoridades que coyunturalmente administran la “cosa pública”.
Cierto que tienen que haber culpables, en los casos que hemos referido como ejemplos, sobrepeso o sobrecarga fue la causa de los accidentes, quienes infringieron las normas de seguridad o ignoraron las recomendaciones y en algunos casos las advertencias sobre el latente peligro de daños estructurales y su derivación en males físicos, deben ser identificados, para sancionarlos por incumplimiento de deberes.
Fuente: LA PATRIA
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