Lenta respuesta de OEA en Venezuela evidencia sus limitaciones para actuar
09 mar 2014
Fuente: Washington, 8 (EFE).-
Por: Lucía Leal
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La lenta respuesta de la Organización de Estados Americanos (OEA) a la situación en Venezuela ha evidenciado la dificultad del organismo para actuar ante una crisis política, lastrado por su división interna, sus limitaciones normativas y una lluvia de críticas de todos los frentes.
“Las herramientas que la OEA tiene para actuar, a no ser que la crisis sea verdaderamente grave y haya una falta de gobernabilidad, son muy pocas”, advertía el secretario general del organismo, José Miguel Insulza, al intervenir este miércoles en un centro de estudios.
Así parecieron confirmarlo las negociaciones secretas que retrasaron más de una semana la convocatoria de una sesión sobre Venezuela en el Consejo Permanente y la adopción, la noche del viernes, de una declaración muy satisfactoria para el gobierno venezolano y que descarta las opciones más rotundas de acción.
Como en otras crisis, el único organismo regional que reúne a todos los países -con la excepción de Cuba- se ha visto atrapado entre la advertencia de no reavivar su supuesto pasado de “títere” de EE.UU. y la frustración de varios países y de parte de la sociedad civil por su silencio frente a la situación en Venezuela.
En su discurso de la sesión del jueves, la primera de las dos que tuvieron lugar en el Consejo Permanente, Insulza rechazó las acusaciones del presidente venezolano, Nicolás Maduro, sobre la supuesta pretensión de “injerencia” que la OEA había cometido al esbozar siquiera la posibilidad del envío de una misión al país.
“Que alguien sugiera que una simple reunión de la OEA, realizada con arreglo a las normas que nuestros propios países han aprobado de manera unánime, sea una ‘injerencia indebida’ o una forma de intervención, sólo está demostrando también la significación que la OEA conserva plenamente”, afirmó Insulza ante el Consejo Permanente.
“(Es un) foro irremplazable, porque sólo a él vienen todas las partes y sólo en él se argumenta y discrepa abiertamente, como corresponde a una democracia”, subrayó.
Desde hace tiempo, según Insulza, la OEA aplica “una mano bastante pareja en todos los conflictos del continente”, y acusaciones como la de Maduro responden a un “fetiche del pasado” que perpetúa una impresión equivocada pero latente desde los tiempos de “dictaduras militares” en el continente.
Sea debido a ese lastre o no, la OEA lleva varios años tratando de perfilar sus virtudes frente a otros foros que se presentan como alternativa regional, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Ambos organismos reaccionaron dos semanas antes que la OEA a la situación de protestas y violencia en Venezuela, y sus declaraciones fueron muy similares a la aprobada el viernes por amplia mayoría -29 votos a favor y 3 en contra- en el Consejo Permanente.
A ello se suma que el gobierno venezolano ha pedido que sea Unasur, y no la OEA, quien se pronuncie sobre la situación en el país, en parte por considerar que “es más eficiente”, en palabras del canciller venezolano, Elías Jaua.
Fuente: Washington, 8 (EFE).-
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