Es curioso lo sucedido con la implementación gradual del nuevo sistema de transporte urbano en La Paz dentro del plan de “La Paz Bus” que prometió y cumplió el burgomaestre Luis Revilla. Al principio parecía un parto doloroso por las dificultades externas, las presiones y amenazas de los empresarios transportistas y un interminable listado de pruebas que alejaron las fechas iniciales previstas.
Finalmente llegó el día, primero como servicio gratuito y para fomentar la educación vial ciudadana y desde marzo como servicio ordinario. Los buses conocidos como “Puma Katari” con su hermoso diseño andino de fuerza y sigilo recorren rutas que unen laderas paceñas con el Parque Urbano Central, estratégica parada para desplazarse hacia el centro histórico o los barrios de Miraflores y Sopocachi.
Lo más interesante es la actitud de la gente, los pasajeros ¡sonríen! Aunque han esperado a veces más de 10 minutos, entran con la actitud de quien conquista al adversario o la cima de un monte escurridizo. ¡Saludan! cordialmente al conductor y el conductor les responde ¡contento! Pagan el pasaje y aclaran que trajeron “sueltito” y no falta la señora que enseña a los demás que no se debe pagar con billetes de mayor denominación “para no perjudicar” ni al ayudante ni al pasajero que sigue.
Incluso los que van de pie, aferrados al pasamanos, están tranquilos. Un señor ingresó de último y asegura que prefiere ir de pie en el “Puma Katari” que sentado/doblado en el minibús, aunque tuvo que esperar 15 minutos en la larga fila.
Cuenta un periodista cómo la gente aplaudió cuando el conductor saludó a un escolar que se sentó al final y le dijo que tiene derechos, además de recordarle que podía usar su celular con Internet. Ni qué decir, el viejecillo en silla de ruedas que bajó incrédulo por la rampa, ¡ayudado! y sin impacientar ni a conductor ni a pasajeros.
¿Será posible soñar en un cambio ciudadano en los paceños? Nos hemos acostumbrado tanto a nuestra falta de urbanidad, al grito, al empujón, a la pelea por cualquier roce, que parece imposible estar en un sitio armónico.
Hace algunos años, el municipio paceño- en pleno proceso de su institucionalidad- inició una profunda educación ciudadana, tarea que ahora afloja. ¿Por qué no aprovechar esta curiosa alegría para fomentarla? Sorprende que la gente respete las filas; por lo menos estos días, nadie bota basura para no ser abucheado por los demás. Ningún pasajero escupe o raya un borde.
¿Por qué no aprovechar esta oportunidad para repartir instrucciones similares en los parques, sobre todo en Mallasa, que ya no son respetados como antes? ¿Por qué no volver a la campaña para evitar que los vecinos saquen basura a cualquier hora y sin bolsas? El Puma Katari mostró que podemos cambiar, ojalá nos dure este gusto.
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