El sangriento accidente ocurrido en nuestro Carnaval orureño, “Obra Maestra…” tendrá consecuencias millonarias en pérdidas por el efecto dominó y sus repercusiones se sentirán en todos sus ámbitos en los próximos años, amén del descrédito y el desencanto.
El día se hizo noche en un segundo fatal. La alegría desbordante en esa hora de la tarde se vino al suelo junto con la pasarela, y la muerte y el dolor se hicieron presentes en la escena. La gente que llegó a Oruro, los televidentes en el mundo entero se quedaron pasmados de espanto, pues la noticia se esparció como reguero de pólvora. Lo vimos desde la ciudad de La Paz.
¿Cuál será el panorama después del entierro de las víctimas fatales y la atención de heridos y familiares? Ahora ¿qué pasará, qué dirán los que manejaron los hilos de la organización del Carnaval de este año?
Imaginemos algunas “salidas” de los (i)responsables que querrán achacar a alguien para deshacerse a como dé lugar de las culpas.
- Los controladores del ingreso a la pasarela se descuidaron, no deberían permitir la aglomeración.
- Los encargados de la fabricación de la pasarela no hicieron bien su trabajo. El material utilizado de mala calidad. No se hicieron pruebas previas de esto y aquello.
- El público tiene la culpa…
- Y seguramente se escucharán mil y un argumentos de descargo a cuál más ocurrente e inventivo.
Lo que ocurrió, ocurrió y punto… pero debe procederse sin demora a una limpieza total y un ajuste integral y renovado de la organización del antruejo, que es hoy por hoy un orgullo nacional.
Como primera medida deben renunciar, las autoridades políticas de alto rango porque quiérase o no son los primeros encargados de velar por la seguridad del público en este mega-evento pues tienen ellos “las llaves” de los organismos de seguridad.
Deben irse las autoridades folklóricas en ejercicio, pues tal parece que centraron su atención en sus intereses particulares antes que de todo el conjunto.
Sancionar penalmente a los involucrados en la construcción de la “pasarela” con una cláusula terminante: recompensar económicamente a los deudos y heridos. Incluir en esta cláusula a las autoridades nominadas en el primer punto.
Se dice que apenas pasa el Carnaval, al día siguiente se abocan a la organización del próximo. Las nuevas autoridades y responsables de todo nivel deben concienciarse que tienen en sus mano la vida de un Gigante Evento y en líneas generales todos los que usufructúan del Carnaval orureño, los que se aprovechan económicamente: constructores de graderías, carpas y tinglados y toda clase de los servicios auxiliares. Tal vez ya no se debe hablar de pasarelas a no ser que se trate de construcciones con todas las de la ley: hormigón armado con rejas de fierro. Estaremos pendientes de los resultados.
Paz en la tumba de los fallecidos. Valor y entereza a los heridos y deseos sinceros de pronta recuperación. ¡No están solos!
(*) Orureño
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