Prácticamente se ha cumplido la parte operativa del Carnaval de Oruro, en lo que corresponde a la Peregrinación de los devotos, el Corso del domingo, las demostraciones y cacharpaya (despedida) en lunes, hay que mencionar los rituales a los mitos pétreos en miércoles, con lo que sólo queda el no menos importante y llamativo corso infantil y el carnaval de las comparsas que se cumple el Domingo de Tentación.
Todo el conjunto de actividades que demandó primero que nada el esfuerzo de los devotos danzarines, físico y pecuniario, a lo que hay que añadir la inversión del municipio en el arreglo de calles, habilitación de graderías, mejoras en el sistema de iluminación en la ruta del Carnaval y hasta un intento de mejorar algunas calles aledañas al recorrido de los danzarines y la instalación de tres pasarelas peatonales en la avenida 6 de Agosto, definida en éste tiempo como la Avenida del Folklore.
Todo un movimiento de orden económico que involucra además a los conjuntos folklóricos que deben pagar elevados presupuestos a las bandas de músicos que los acompañan, en algunos casos más de tres, un trabajo altamente remunerado y hay que reconocerlo igualmente sacrificado.
Otro rubro y es el que marca el mayor movimiento de dinero, comienza en la venta de asientos en las graderías instaladas en ambos lados de la ruta del Carnaval, que se extiende casi cuatro kilómetros entre la partida y la llegada al Santuario del Socavón. Hay un millonario ingreso económico que, de acuerdo a convenios, se distribuye porcentualmente entre la Asociación de Conjuntos del Folklore (ACFO) y la Honorable Alcaldía Municipal. El mayor porcentaje se lleva la entidad folklorista.
Hay más movimiento de dinero en todos los días del Carnaval, permitiendo a un comercio especializado de temporada lograr pingües ganancias, venta de variedad de adornos, bisutería en general, alquiler o compra de disfraces y máscaras, luego y ya en las calles la venta de refrescos y bebidas alcohólicas, helados y golosinas variadas, comida tradicional y emparedados de todo tipo, artesanía de temporada y un surtido de increíble mercadería, incluyendo miles de “espumas” a lo largo de la ruta del Carnaval.
Observando semejante movimiento económico, según los entendidos, hay que mencionar millones de bolivianos y buena cantidad de dólares, euros y en menor proporción otras monedas extranjeras. Hotelería y restaurantes están aún contando ingresos y deduciendo sus gastos, por supuesto que las utilidades son altamente satisfactorias. Es la vía indirecta de beneficios que produce la maravillosa Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Como todos los años, pasado el alboroto y ya en la tranquilidad de las apacibles actividades locales, se reclamará los informes de la gestión carnavalera a la Alcaldía y la Acfo, que deberían tener su rendición de cuentas en un tiempo no mayor a 60 días, pero será bueno conocer también un informe del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) sobre lo recaudado en el periodo de Carnaval.
Con seguridad que se insistirá en conocer el destino de ese millonario movimiento económico que produce el Carnaval y ya nos adelantamos en recordar que la Universidad Técnica de Oruro (UTO), debería cooperar en diseñar y ejecutar lo que llaman un “relevamiento” de todo este ajetreo para saber cómo se invierte, qué se recupera y cuánto se gana y dónde se registra el mayor beneficio de semejante circulación monetaria. Los que no ganan nada, pero renuevan su fe, son los miles de danzantes y los anfitriones orureños.
Fuente: LA PATRIA
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