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Domingo 02 de marzo de 2014

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Cultural El Duende

Diccionario de la vista gorda

02 mar 2014

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De la virtud. Personajes: Gato y Mojigato.

Gato: Y he de deciros, querido amigo, que la virtud siempre ha sido un asunto varonil, porque ambas palabras provienen de la misma raíz, que es VIS.

Mojigato: En cambio yo sostengo que la virtud está en mostrar la apariencia, y cuando llegue el momento echarle el guante y la garra al confiado ratón. Y no creas que en mi actitud no hay la fortaleza de la que hablas. Pues trabajo cuesta aparentar.

Del placer. Personajes: Erasmo y Orgasmo.

Erasmo: Es de todos conocido que el placer es realmente un don divino que nos hace sentir más plenamente humanos.

Orgasmo: He de contender contigo porque no soy de esa opinión. El placer es algo humano; pero que nos lleva a la categoría de los dioses inmortales.

De la religión. Personajes: Teodoro y Ateodoro.

Teodoro: Se vuelve necesario, pues, decir nuevamente que los hombres tienen el primer deber de guardar la memoria de los dioses inmortales y ofrecerles los sacrificios señalados por los sacerdotes. Porque solo quien se acuerda de los dioses estará seguro de acordarse de sí mismo.

Ateodoro: No puedo asentir a tus opiniones, amigo Teodoro, porque es justamente lo contrario lo que el hombre sensato debe hacer. ¿Acaso no se ha visto tanto olvido de los dioses inmortales? Un olvido que nos hace pensar más en su inexistencia que en su propio olvido. O quizá los dioses tienen pereza de ocuparse de cosa tan pequeña e inútil como el hombre.

Del banquete. Personajes: Bacon y Tocino.

Bacon: La noche anterior tuvimos un banquete en casa de Eutiquión, y luego de haber dado cuenta de varios manjares, la discusión pasó a ejercitarse sobre cuáles eran los mejores alimentos. Yo sostuve y sostengo que es el tocino.

Tocino: En cambio en mi tierra, puesto que sabéis que soy extranjero, de la lejana isla de Britania, es general opinión y aceptada fervorosamente por todos, que el mejor alimento es el bacon. Quizá si algún día pudiéramos sentarnos en una mesa y probar de los dos platos al mismo tiempo podríamos emitir una opinión definitiva. Mientras esto no suceda seguirá siendo materia opinable y suspensa.

Del amor. Personajes: Eros y Pero.

Eros: Bien sabéis, queridos amigos, que mis padres son Poros y Penia (la abundancia y la pobreza); sin embargo por mis dones y mi liberalidad puedo decir que tengo casi todo de Poros y nada de Penia. Y por esta razón soy la razón más importante del mundo.

Peros: Desengáñate, pequeño truhancillo armado de saetas. Lo más importante soy yo, Peros, porque todo lo que se quiere ocultar lo muestro yo. Soy como la luz del sol, que todo lo ve. ¿Veis una joven hermosa, digna de los dulces cánticos del Himeneo? Pues vedla bien que tiene no uno, sino muchos peros, que la deslucen toda y la dejan convertida en una miseria, más lamentable que tu propia madre, Penia.

De la caverna. Personajes: Platón y Plutón

Platón: Imaginad a un conjunto de hombres aprisionados con grillos y fuertes cadenas, atados y con las cabezas colocadas en una misma dirección, hacia la pared del fondo de la caverna. Si toda su vida viesen desfilar las sombras proyectadas en la pared, creerían que aquella es la verdadera realidad

Plutón: Pasito, mi estimado Platón, como comprenderás el único que tiene autoridad para hablar de cavernas y otros senos de la tierra, soy yo, puesto que tengo la intendencia de los lugares inferiores. Para mí es real la sombra y es irreal la claridad de los mundos exteriores.

Imaginad ahora, un grupo de hombres encadenados en el fondo de la caverna y con la vista dirigida a la boca de la caverna ¿Qué verían? Luces, vagas claridades fácilmente confundibles con las aguas irreales del sueño. Esa es vuestra realidad. Realidad de espejismos, mientras que la de mis dominios es realidad de sombras.

De la Filosofía. Personajes Patético y Peripatético.

Patético: Verdaderamente que es digno de conmiseración todo aquel que no conoce los dulces frutos de la Filosofía, y no solo los frutos son dulces, también los son, y quizá más, los caminos que conducen a los frutos, el movimiento del que camina y la acción de la mano que toma el fruto.

Peripatético: ¿Y para decir eso te has dado tanto rodeo y has caminado como verdadero vagabundo? Además que considero que quien va por esos rumbos es realmente patético y digno de compasión. La verdadera sabiduría no se hace al andar. Para la Filosofía lo más importante es yantar, yacer y yogar.

Del alma. Diálogo alegórico entre el alma y la calma.

Alma: Soy, como es sabido de todos, el viento, aire, soplo, el aliento, la brisa que refrigera las ardientes inclinaciones del hombre, como también los cálidos senos interiores; se mueve por las venas y los conductos ablandando y confortando los miembros, que sin mí, morirían muy pronto aprisionados en sus propias exhalaciones y sofocos. Soy un viento activo y que nunca se detiene.

Calma: No entiendo cómo se puede decir que algo sea si carece de ser. Porque qué ser ha de tener lo que no conoce la extensión. Porque lo que se mueve todo el tiempo ocupa a cada momento espacios diferentes y en tiempos diferentes, por lo que no es posible que su extensión pueda ser percibida por ninguno de los sentidos como tampoco por la razón. Alma, la única manera que existe para que tú seas en la plenitud de tus atributos es que te detengas, que cese el viento, el movimiento del soplo y la brisa. Eres, alma, el descanso del viento, la calma del aire.

Del drama. Personajes: Ganga y Mojiganga.

Ganga: La esencia, estimada Mojiganga, del arte dramático es la tragedia. En ella se reúnen todas las formas del dolor humano, del castigo de los dioses y la inevitable fidelidad del hombre al despótico mandato del destino.

Mojiganga: No. No es así, querida Ganga, por más que pregones al mundo sobre alto coturno, con máscara de tragedia y con la voz enronquecida por los múltiples padecimientos. No es así. La tragedia no es reflejo de la vida de los mortales: pero sí es la mezcla de la Ganga y la Mojiganga. Que allá se sufre, es cierto; pero también es cierto que acá alguien ríe. Que en un sitio un hombre es torturado por el acoso de las Furias crudelísimas, es cierto; pero en otro reina la burla, el enmascarado ridículo, el disfrazado el extravagante y la risotada. Junta los dos lados y tendrás el verdadero espejo del hombre.

De los humores. Personajes: Cólico y Melancólico:

Melancólico: Aunque son cuatro los humores que se hallan en el cuerpo, bien puedo decir, –y lo apoyan sólidos razonamientos peripatéticos– que es el melancólico, es decir yo, el que tiene la prerrogativa. Porque soy humor oscuro, terroso, como la buena tierra, apto, por tanto, para producir los mejores frutos del espíritu. Además soy perfecto porque soy simple.

Cólico: Eso no. No consentiré en lo que dices, porque no eres el humor dominante, cualquiera lo sabe y hasta un niño de escuela lo comprendería. Otros son los dominantes, y en eso de que eres simple, tampoco es cierto, puesto que tienes dos partes. Si se te quita lo de “melan”, que es lo negro, te quedas como yo, mondo y lirondo cólico, y hasta dejas de ser humor para convertirte en simple dolor, eso sí simple, simple dolor de tripas.

De el Pseudobanquete. (Diálogo apócrifo) Personajes: Baca y Bacon.

Baco: Imaginad tan solo cuán pobre y deslucido sería un banquete en el que faltase el dulce vino, regalo de los dioses inmortales. Verdaderamente que no podría llamarse, sin faltar a la verdad, banquete…

Bacon: disculpad que os interrumpa y que en mi lengua –puesto que soy extranjero de la lejana isla de Britania– os diga que nada de eso es cierto. Sin tocino no podría nadie aventurarse a llamar ni simple pitanza, peor banquete.

Baco. Convengamos, noble extranjero, en que los dos somos el alma y la carne de todo banquete. Porque ¿qué sería si faltase una crátera del dulce vino de Quíos y una lonja de delicioso tocino, cuya grasa alcanza inclusive para hacer sacrificios a los dioses?

Bacon: Bebamos.

Baco: Y comamos tocino.

Oswaldo Encalada Vásquez. Ecuador, 1955. Filólogo y crítico literario.

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