Y Tarija, con su tipo andaluz, está contagiando cada vez más y todos los años una costumbre festiva bien linda y “chura”: la fiesta de las comadres. Al igual que la fiesta de los compadres, celebrada el penúltimo jueves anterior al carnaval, las comadres se festejan pero con una dosis adicional bien notoria, y tan importante como lo son ellas mismas, por eso el último jueves antes del carnaval se agasajan a lo grande, y no solo ellas, sino las niñas, sus hijas, nietas y bisnietas, las comadritas.
Es una fiesta de tipo espiritual, donde priman dos aspectos muy importantes, que es una fiesta eminentemente de mujeres, ya sean adultas o niñas, y el arte de la repostería, porque ese día se regalan “tortas” o panes dulces, que son elaborados demostrando su gran maestría.
Es verdad, y ya lo dijo don Elías Aníbal Vacaflor Dorakis, investigador tarijeño, en la Cátedra Unesco, celebrada en Oruro el año 2001, la fiesta de las comadres es un momento especial que desborda alegría en la ciudad sureña de Tarija y en las principales comunidades del Valle central tarijeño. La fiesta data desde la conquista de los españoles, fueron ellos y sus mujeres ibéricas las que trajeron estas costumbres, y como es sabido, los procesos de conquista no solo fueron de territorio, sino también de cultura, de desterritorialización y territorialización de prácticas culturales. El investigador Tarijeño sostiene que con la llegada de los habitantes de Andalucía se produjeron procesos de acomodación cultural muy interesantes. Sin embargo, esta asimilación tuvo sus connotaciones de mestizaje y acomodación en lo espacial y temporal, pues la fiesta de las comadres comienza a darse en el área rural, por parte de las campesinas que hacían coincidir la festividad con el calendario agrícola de la cosecha. Las mujeres del campo, para hacerse comadres, se entrelazaban y movían pendularmente y con mucho ritmo sus dedos meñiques y repetían al unísono la frase: " cuma, cumita, todo partirse, nunca enojarse". Y se regalaban canastas con frutos de la tierra que correspondían a la cosecha de la época.
En la actualidad ocurre lo mismo, aunque los procesos culturales evolucionan y se resemantizan. Las mujeres que quieren hacerse comadres, al encontrarse en la calle o en visita a sus casas, hacen reventar cohetillos, como forma de llamar la atención de los presentes, pues se trata de un acto público, y al momento de hacer asentar la canasta en la cabeza se toman de los dedos y repiten la frase histórica, que desde todo punto de vista, constituye el momento más importante de la fiesta. Esta práctica simpática es transmitida por las mamás a sus hijas y les instruyen hacer lo mismo con las hijas de sus comadres o con niñas con las que congenian amigablemente, de este modo, se garantiza el establecimiento de la práctica cultural a las nuevas generaciones. Es así como sucede en Tarija, y para resaltar el valor cultural de la tierra andaluz, las autoridades municipales y gobernación declaran tolerancia desde las diez de la mañana en las instituciones públicas y privadas para presenciar la entrada de las comadritas, quienes vestidas con sus atuendos de chapaquitas, bailan al son del erke y la caja, cantando tonadas propias de la región.
Por la tarde, casi entradita la noche, comienza la entrada de las comadres, donde se elige a la comadre más linda y “chura”, de las más de diez mil comadres que bailan ataviadas y engalanadas con sus abarcas, minipolleras, blusas multicolores, mantas blancas bordadas y el sombrerito chapaco; portando sus canastas, en las que llevan la “torta”, que no es más que un pan dulce grande y delicioso, adornado con albahaca, rosas pascua, flor comadrita, propias del lugar, con globos, serpentinas y banderitas; además de masitas de harina de maíz, caramelos, quesos, y otros productos como zapallos, duraznos, uvas, y todo lo que le pueda servir para adornar majestuosamente su canasta de comadre. Esta costumbre de hacer canastas de comadres como verdaderas obras de arte se remonta a las mejores épocas de los barrios El Molino, San Roque y el pueblo de San Lorenzo, donde se establecieron los artesanos y artesanas que tejían las canastas de caña hueca y ramas de membrillo, y horneaban las exquisitas tortas, empanadas blanqueadas rellenas de dulce de lacayote y las roscas.
Por supuesto que las fiestas de Comadres del pasado eran diferentes a las actuales, sin embargo hay que decir que en la actualidad esta festividad marca niveles de relacionamiento muy íntimo y espiritual entre las mujeres y hasta consigue estatus social. Las comadres, después de bailar en su entrada, se retiran a sus locales de comparsa para celebrar en cofradía totalmente femenina, es decir, que a estas fiestas no ingresan los hombres, prohibición que expresa una forma de libertad de la mujer frente al hombre, que por esta ocasión se queda en casa al cuidado de los hijos y el cumplimiento de los quehaceres domésticos, y sin derecho a reclamo alguno por el exceso o trasnoche de sus esposas.
En fin, la fiesta de las Comadres y las comadritas, es una fiesta linda y chura, que llama la atención e invita a toda persona lejana y ajena a visitar la chura Tarija, tierra de sauces copleros de los churquis y donde el río es cantor.
(*) Educador y comunicador
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.