Ucrania es una república con sentir medio croata-musulmán y eslavo que ha subsistido a pesar de las múltiples ocasiones de su destrucción. En su territorio hubo continuas rupturas y el autor tiene la legitimidad y conocimiento para hablar del tema ya que vivió y estudió en Lvov, la región del fascismo más acendrado, por más de cinco años. En realidad el tema no es nuevo. La Revolución bolchevique intentó crear conciencia sobre la Revolución en países que sistemáticamente fueron sometidos por suecos, húngaros, austriacos, rusos y alemanes. Hecho que al parecer no caló en su población carente de un sentido universal de las cosas.
Polonia, Finlandia y las repúblicas bálticas ya fueron un problema para Lenin que prefirió otorgarles su autodeterminación. En realidad fue un error marcado por Rosa Luxemburgo, pero que tuvo sus aristas. El padre de la Revolución bolchevique no podía hacer mucho en las condiciones que impuso el imperialismo internacional, las de negación de un proceso de cambio y sus consecuencias. El costo fue de 10 millones de víctimas y los territorios exsoviéticos están sembrados de víctimas que recuerdan certeramente la maldad y bondad de los seres humanos.
Y para hablar del tema ucraniano hay que haber analizado profundamente su realidad desde tiempos pretéritos. Su parte occidental, incluyendo Lvov, fue colonia del imperio austro-húngaro, después se hizo parte de la Unión Soviética, pero con resultados trágicos. Se desarrolló una tendencia fascista que colaboró con los criminales nazis durante toda la Segunda Guerra Mundial. Los guardias de la mayor parte de campos de concentración nazis, donde se exterminó a 6 millones de judíos y 3 millones de comunistas fueron ucranianos.
Pero, en Ucrania del Este y del Sur, por condiciones históricas, existe una realidad diferente, la población es mayoritariamente rusa, a pesar de que las diferencias no son tanto raciales, sino culturales. El fascismo de Ucrania Occidental, centrado en grupos intelectuales plenamente reconocidos, es un enclave reaccionario afín a la Unión Europea utilizando argumentos de libertad y justicia, además de desconocer al régimen del Partido de las Regiones, que ganó en las urnas, el que ya fue cesado por una mayoría oportunista en el Parlamento de Ucrania, ha ganado fuerza. La Unión Europea pretende destruir la industria de este país imponiéndole condiciones de un país subsidiario, consumidor de productos de consumo y repitiendo la trágica experiencia de España, Grecia e Irlanda, Millones de trabajadores quedarían en la ruina. Pero no se debe pensar que Rusia va a asumir un rol valiente. Ya lo demostró en los casos de Libia y Siria.
Lo que no se quiere entender es que la población rusa no va aceptar la entronización de un régimen fascista, ya lo ha dado a entender, especialmente la población autónoma de Crimea que colinda con el Mar Negro. Estados Unidos, y específicamente la Unión Europea, armando a grupos reaccionarios, apuestan a la confrontación. Ya han provocado la práctica ruptura de un gobierno democrático y confían en nuevas elecciones que no podrán solucionar nada, sino, solamente, agravar el conflicto.
Si no se llega a un acuerdo consensuado, Ucrania, un país de casi 60 millones de habitantes se dividirá en dos. Y lo peor es que el Partido Comunista de Ucrania, como todos los entes que nunca han podido cambiar sus estructuras facilistas, se calla y se oculta como el avestruz. A las constantes agresiones en Kiev, la capital de Ucrania, se tuvo que responder con la misma fuerza. Ahora las consecuencias de actos atrevidos y de indecisiones convenencieras y cobardes probablemente llevarán a la Guerra Civil, algo no deseable pero necesario para poner fin a la orgía fascista.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.