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Domingo 23 de febrero de 2014

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Revista Dominical

Éxodo ¿Alegoría referente a lo místico, mítico o teológico?

23 feb 2014

Por: Aníbal Abel Alarcón Caparroz - Escritor y poeta

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Antecedentes

En un anterior artículo de este prestigioso medio de comunicación matutino LA PATRIA, en el suplemento Dominical, nos permitimos dar a conocer al amable lector el origen, creación o evolución sobre el génesis como primer vasto análisis para el inquieto lector, al respecto hoy con la anuencia del staff de prestigiosas periodistas, damos a conocer el segundo tema de características apasionantes y misteriosas El Éxodo que encierra aspectos ideológicos de la iglesia católica, apostólica y romana por un lado y por el otro, aspectos relacionados a la mitología sobre el mundo muchos siglos antes del nacimiento de Cristo, pero más adentrado en la actualidad con el cristianismo.

Primera parte, concepto

El Éxodo (Del latín: exŏdus, y este del griego:significa “salida”) es el segundo libro de la Biblia y de la Torá (el Pentateuco, la Ley), del Tanaj (la Biblia hebrea), y del Antiguo Testamento cristiano. En este acápite se relata la penuria por la que atravesó tanto el pueblo egipcio por la indolencia y extrema esclavitud por la que habían sufrido durante siglos y la huida del pueblo de Israel, donde tuvieron que cruzar por el Mar Rojo en búsqueda de la tierra prometida.

Segunda parte, origen del título

Los judíos se refieren al texto por sus segundas palabras: We-’elehshemoth (åàìäùÑîåú) (i.e., “y éstos son los nombres”) o simplemente Shemoth (en hebreo, ùîåú, “nombres”). La Septuaginta lo titula ‘Exodos’ (ἔξοδος) que significa “partida”. En la traducción al latín se adoptó ese nombre, con las diferentes transformaciones en la grafía según cada idioma dando como resultado, el término “éxodo”.

Tercera parte, naturaleza del texto en sí

El principal propósito del Éxodo es mantener permanente vivencia en la memoria del pueblo hebreo, el relato fundacional de sí misma como nación: la salida de Egipto y la consiguiente liberación de la esclavitud. A través de su huida y la búsqueda de la Tierra Prometida, el israelita adquiere conciencia de su unidad étnica, filosófica, cultural y religiosa por primera vez.

El Éxodo establece también las bases de la liturgia y el culto, y está dominado en toda su extensión por la figura del legislador y conductor, el patriarca Moisés.

Cuarta parte, apuntes de la vasta historia

Como en muchos otros libros históricos, la historia que se narra aquí está muy lejos de la definición científica moderna, pues se trata de una historia religiosa y cultural antes que bélica, diplomática o política.

Es una historia popular, que se esfuerza por convertir la posible expulsión de Egipto1 en una gran epopeya nacional, despreocupándose del todo por los aspectos fácticos y académicos.

El alfabeto hebreo apareció a finales del siglo VIII a. de C. Después de siglos de tradición oral, los relatos pasan a la forma escrita, sufriendo una serie de modificaciones y convirtiéndose en una vasta mitificación; es decir, de lo religioso a lo mítico.

Teniendo en cuenta los hallazgos arqueológicos y los abundantes documentos egipcios de la supuesta época del éxodo, se llega a la conclusión de que no hay evidencias suficientes que el éxodo sucediera de la manera como la santa Biblia católica, apostólica y romana, describe en sus innumerables páginas con contenido muy profundo.

Quinta parte, teoría de los dos

Éxodos

Ante la ausencia de pruebas arqueológicas sobre el éxodo, los especialistas que están a favor de que su tradición está basada en residuos de hechos reales, han planteado la posibilidad de que hayan ocurrido más de una salida de poblaciones semítas desde Egipto hacia Canaán. Un hecho histórico candidato a ser el primer residuo tradicional de tal epopeya es la llamada Expulsión de los Hicsos, sin embargo al no explicar por sí misma la interconexión religiosa de una civilización politeísta (los hicsos) en relación con los protohebreos (monoteístas), además de no existir evidencia de escritura proto-hebraica sino hasta muchos siglos después, ya que se cuenta con evidencia que los Hicsos sí conocían la escritura; existe otra época en que tal vacío podría encajar mejor: Durante fines del reinado y caída de Amenhotep IV (Akenatón), pues son varios los autores que apuntan a tal posibilidad, entre ellos el psicólogo Sigmund Freud (Moisés y el monoteísmo), el argentino Patricio Colombo Murua (Tras las Huellas de Moisés) y el boliviano Ariel Villazón (¿Dioses? o Impostores), quienes creen que la conexión monoteísta entre Akenatón y Moisés es muy sugerente y podría ser una buena solución al enigma. Por otra parte, si bien existen muchas teorías sobre el tema, y se ha hablado de varias oleadas de éxodos, parece más plausible creer que la Teoría de los dos éxodos se podría aproximar mejor a la verdad, es decir: dos residuos tradicionales entremezclados y fusionados por el paso del tiempo.

Sexta parte, hipótesis

documentaria

Según la hipótesis documentaria, los principales autores de este trabajo habrían sido yavistas, elohístas, sacerdotes y la llamada deuteronomista. Además, se estima que la poética Canción del mar y el Código del pacto escrito en prosa, son trabajos originalmente independientes de autores asociados a los grupos antes indicados.

En esta hipótesis, los elohístas son identificados como únicos responsables del episodio del Becerro de oro, y la tradición sacerdotal como autores de las instrucciones para crear el Tabernáculo, las vestimentas, los objetos rituales, y la descripción de su creación. Los tres autores o equipos de escritores principales son también directamente responsables de cada una de las partes del código de la ley: los elohístas del Pacto, los sacerdotes del Decálogo ético, y los yavistas del Decálogo de rituales.

Se estima que las otras partes del libro fueron redactadas con versiones entremezcladas de yavistas, elohístas y sacerdotes. La reconstrucción de las historias en esas fuentes, aplicando esta hipótesis, permite identificar las variaciones entre las historias. Por ejemplo, la tradición sacerdotal nunca advierte al faraón acerca de las plagas, pero en su lugar presenta a las plagas como una prueba de sus magos, y siempre involucra a Aarón. En cambio, en la tradición elohísta se da una advertencia al faraón, que la desoye. Se describe al faraón como alguien que duda en ceder, pero finalmente se aferra a su decisión cuando Moisés amenaza con las plagas. Estos autores difícilmente dan una opinión positiva acerca de Aarón.

Si se narran dos éxodos que suceden en distintas épocas, posteriormente refundidos, el primero o yavista se correspondería con la expulsión de los hicsos por Amosis I, y el episodio del paso del Mar Rojo, un recurso literario cuyo precedente se encuentra en el Papiro Westcar, donde un mago egipcio “separaba” las aguas de un lago.

Séptima parte, Cronología

Hipótesis según el relato bíblico. La narración de este libro —desde la muerte del hijo undécimo de Jacob, José al levantamiento del Tabernáculo en el desierto— cubre cerca de ciento cuarenta y cinco años; estamos entonces ante un supuesto de cerca de cuatrocientos treinta años desde el tiempo de la promesa hecha a Abraham.

José murió a la edad de ciento diez años. La familia de Jacob salió desde el valle de Beerseba en Canaán y bajo el amparo de José fueron a radicarse al valle de Gosén, en Ramesés (supuestamente Pi-Ramsés, en idioma egipcio), allí se multiplicaron. Anteriormente, estas tierras estaban habitadas por los Hicsos hasta el 1500 a. de C. y eran destinadas al pastoreo.

La ciudad egipcia de la cual salen es Ramesés, dirigiéndose alrededor de 600.000 hebreos y un número indeterminado de gente no-hebrea hacia Sucot. Ramesés podría ser la actual Qantir en el Bajo Egipto, en la tierra de Gosén, donde vino a morar la familia de Jacob bajo el amparo de José y donde se multiplicaron los hebreos en aquellos tiempos (Gén: 47:1). Desde Sucot, los hebreos y quienes le acompañaban salieron a Etam, a la entrada del desierto (Éxodo 13:20) y fueron a acampar a Pi-hahirot, entre Migdol y el Mar Rojo hacía Baal-zefón.

En Génesis, Yahweh le indica a Abraham que su descendencia morará 400 años en tierra ajena como nación esclava, y en Éxodo se indica que se cumplieron 430 años exactos el mismo día en que se liberó al pueblo hebreo de Egipto.

El templo de Salomón se construyó alrededor de 480 años después de la salida de Egipto.

Octava parte, hipótesis basadas en la historia de Egipto

La datación de su composición cronológica es, empero, dificultosa, y para alcanzar una certeza razonable hay que relacionar esta narración con la historia del Antiguo Egipto.

Ha habido muchos intentos por ajustar las fechas de los eventos acontecidos en este libro para precisarlos de acuerdo al calendario gregoriano. Estas tentativas muchas veces no toman en cuenta ciertas consideraciones:

• ¿Quién fue el Faraón de esa época? (su nombre aparece escrito como Faraón);

• las fechas de descripciones no bíblicas de un gran número de pueblos semitas que abandonaron Egipto;

• y las fechas que la arqueología establece para la destrucción de Jericó.

En general, se supone que la correcta identificación del Faraón mencionado en el Éxodo es la clave para establecer la cronología correcta.

Han sido propuestos varios faraones y dinastías posibles:

• Amosis I, Tutmosis III o Amenhotep II de la Dinastía XVIII —siglo XV a. de C.—. Algunos, sin embargo, cuestionan las evidencias arqueológicas que sostienen la fecha del Éxodo y la fecha de la conquista de Canaán, pero los asentamientos conocidos más antiguos de israelitas no aparecen hasta c. 1230 a. de C., después que los muros de Jericó fueran destruidos.

• Ramsés II o Merenptah de la Dinastía XIX —siglo XIII a. de C. Tienen el soporte de los semíticos en tiempos de los Hicsos, aunque esto contradice algunos aspectos clave narrados en la Biblia. A pesar de todo, hay quienes creen que esta hipótesis concuerda con los recientes descubrimientos arqueológicos en Tell el-Daba y Jericó.

• Si se acepta como opresor a Seti I, la esclavitud se verificó entre 1310 y 1290 a. de C. y el Éxodo durante la segunda mitad del reinado de Ramsés II.

• La Biblia no identifica claramente al faraón reinante en la época del Éxodo, habla de una ciudad transcrita como Ramesés: (Exodo: “Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños...”: De Ramesés salieron en el mes primero, a los 15 días del mes primero...”: “Salieron pues, los hijos de Israel de Ramesés y acamparon en Sucot).

Novena parte, cálculo de la fecha del comienzo del Éxodo

Aunque la Biblia no cita al faraón del Éxodo por su nombre, sí da la fecha exacta del Éxodo. se lee que Salomón comenzó a construir el Templo en el cuarto año de su reinado, 480 años después que los hijos de Israel salieron de Egipto. La mayoría de los estudiosos de la Biblia estiman que el cuarto año del reinado de Salomón era el año 967 a. C. Luego la fecha de Éxodo fue 1447 a. de C. (967 + 480), cuando gobernaba Tutmosis III, o Amenofis II, pero no hay ningún documento ni resto arqueológico egipcio que confirme este acontecimiento.

Décima parte, ruta emprendida según el relato bíblico

En el relato bíblico se expone que, después de atravesar el Mar Rojo, los hebreos se adentraron en el desierto de Shur o Etam y tres días después llegaron a Mara. En este lugar, la unidad del pueblo hebreo empezó a resentirse y murmuraban a pesar de los hechos que habían visto de Dios y se oponían contra Moisés (Éxodo 15:24).

Desde Mara se trasladaron a Elim, un oasis de doce fuentes de agua, desde este lugar se adentraron el desierto de Sin en dirección al monte Sinaí orillando el Mar Rojo; ya habían transcurrido dos meses desde la partida de Egipto. Aquí se verifica el evento del maná proporcionado por Yahweh.

Ya el desierto de Sin, la congregación se trasladó desde locaciones como Dofca, Alús y en Refidim en Horeben el desierto de Parán, un lugar sin agua, allí combatieron por primera vez como un pueblo a los Amalequitas venciéndoles (Éxodo 17:13). En este lugar, Moisés golpea una roca con su vara y brota agua potable.

Desde Refidim, el pueblo hebreo entró al desierto del Sinaí y acamparon en el contorno del monte Sinaí o monte Horeb a los 90 días de haber salido de Egipto, y es el lugar donde Moisés recibió los Diez Mandamientos o Decálogo, además se constituyó el Sacerdocio de Aarón o levítico, las primeras leyes civiles y religiosas en el pueblo judío, adicionalmente se construyó el primer Tabernáculo, el Arca de la Alianza. (Éxodo 25:10). En este lugar permanecieron dos años y dos meses y al salir del Sinaí, el pueblo de Israel estaba regido en todo aspecto legal, civíl, moral y religioso. (Éxodo 10:11).

Desde Sinaí partieron al desierto de Parán y habitaron en Kibrot-hataava para trasladarse a Hazerot en pleno desierto. Desde este lugar, Moisés asigna a doce espías para reconocer la tierra de Canaán desde el monte Neguev en el desierto del mismo nombre. Mientras tanto, la congregación avanza a Ritma y de allí a Rimón-peres.

La tierra de Canaán reconocida estaba habitada por jebuseos, anacitas, Amalequitas, amorreos y cananeos.

La información conseguida en cuarenta días, fue mal recibida por la congregación, dado que diez de los doce espías incitaron a murmuraciones en contra de sus líderes, lo que provocó una funesta rebelión en el pueblo en contra de Yahweh debido a que pensaban que Dios los estaba llevando a la muerte ante gente aparentemente más poderosa que los mismos israelitas y muchos pugnaron por volver a Egipto.

Yahveh, maldice a los diez espías quienes fallecen de plaga y además condena al pueblo de Israel a cuarenta años en el desierto del Neguev. Sólo son autorizados a salir del desierto, Caleb y Josué y adentrarse en Canaán. Israel intenta rebelarse ante la condena en el desierto pero son derrotados por los amorreos liderados por el rey de Edom y los obligan a permanecer entre Cades, el desierto de Moab y el Neguev y allí permanecen casi 40 años. Aarón fallece en el monte Hor.

Cuando se cumplieron los 40 años, y hubo fallecido toda la generación adulta, la generación precedente pudo por fin entrar a Canaán teniendo como líder a Josué (Deuteronomio). Moisés no es autorizado a entrar a Canaán y sólo se le permite observar la tierra de la herencia desde el Monte Pisga o Nebo (Deut. 3:27/ fallecer en este mismo lugar y ser enterrado en Moab.

Undécima parte; Conclusión.- En un rápido y somero resumen de lo expuesto en el presente artículo, se desprende lo siguiente: tal como en el caso de la redacción del Génesis, existen diferentes versiones relacionadas al éxodo, las cuales reflejarían de entrada la relación que existiría entre lo eminentemente religioso por un lado y cristiano por el otro lado, dando por concluido otro apasionante tema de la historia religiosa del pasado rememorado en la actualidad. Por otro lado, el análisis dejamos a criterio del amable lector.

a) Sentido religioso. Dos hechos fundamentales de la historia de Israel son: la salida de Egipto y la revelación del monte Sinaí, y ambos son narrados en el Éxodo.

El milagro de la liberación muestra y confirma la elección por Yahveh del pueblo judío, y el establecimiento de la liturgia yahvista fue su consecuencia.

b) Sentido cristiano. Para los cristianos, la celebración de la primera Pascua prepara el camino para la Resurrección cristiana y la formación del Pueblo de Dios es el antecedente de la Iglesia como asamblea y reunión de fieles a través de la liturgia.

El Nuevo Testamento reinterpreta muchos de los acontecimientos del Éxodo: San Pablo insiste en esto de manera especial, y luego compara el pasaje del Mar Rojo con el bautismo y la Eucaristía.

En el Evangelio de Juan se compara al Mesías con Moisés, y Cristo opone el maná al “pan de la vida”. En más de una ocasión se ha hecho notar el paralelismo de la estructura del Éxodo con este Evangelio, especialmente en los primeros capítulos.

Por último, en la Epístola a los Hebreos se concibe la muerte como el Éxodo de la vida hacia la Tierra Prometida del Cielo, el sacerdocio cristiano como el hebreo, el sacrificio de Cristo como el del Sinaí y la Antigua Alianza como la Nueva, sacramentada con la sangre de Jesús.

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