Informaciones de la minería en el mundo señalan que los precios decrecen, que, con relación a lo que rigió durante mucho tiempo, las bajas son considerables y podrían seguir. Quienes han explotado yacimientos mineralógicos durante el período de altas tarifas en el mercado internacional, han logrado los medios financieros para ampliar sus cuadros de explotación mediante nuevas labores de prospección y exploración; han modernizado su maquinaria y, en casos, han podido conformar reservas o “stocks” con miras al futuro.
Países como el nuestro que han preferido “guardar para las calendas griegas sus yacimientos mineralógicos” hicieron poco y explotaron minas con sistemas antiguos y en cantidades que no demandaron mayor esfuerzo, disciplina, constancia y sentido de previsión.
La minería es un rubro importante para el mundo porque los precios fluctúan de acuerdo a las necesidades, suben en conformidad con las políticas de la oferta y la demanda. Como se trata de minerales estratégicos, quienes conforman reservas, previa explotación y hasta fundición en hornos especiales, logran asegurar ventas a precios altos en cuanto las necesidades requieran.
La minería es importante no sólo para crear riqueza sino para asegurar empleo a miles de trabajadores; permite especializar a profesionales y actualizar permanentemente los conocimientos y capacidades de todo su personal; fuera de todo ello, la tecnología encuentra siempre nuevos sistemas para mejorar. Consecuentemente, convendría comprender que la minería siempre será bien recibida en todo el mundo.
Fortalecerla, ampliar los yacimientos, ingresar en posibles nuevas vetas es de vital urgencia. El caso del Precámbrico, que ya está explotado en excelentes condiciones en el Brasil, nuestro país debería tomarlo con la seriedad necesaria y empezar, conjuntamente el sector privado, los estudios precisos para una explotación masiva. El caso del hierro y el litio no deben esperar más tiempo y licitar las concesiones necesarias para su explotación masiva.
Es urgente que el gobierno comprenda la necesidad de aprobar el Código Minero; hasta ahora, se trabaja con el anterior que está obsoleto y que es preciso modernizarlo, actualizarlo y ponerlo en práctica. El caso del cooperativismo tiene que verse con seriedad y responsabilidad y no puede seguir bajo la tutela de pocos empresarios cooperativistas que, además, trabajan con sistemas que implica esfuerzos y sacrificios a personal asalariado. La minería como fuente de tributo puede ser muy interesante para el Estado y que el gobierno debe implementar debidamente. La que está a cargo del sector privado debe recibir la ayuda, créditos e impulsos precisos del gobierno; no puede ser marginada de ningún programa gubernamental. Por su lado, la minería estatal debe ser reorganizada con criterio empresarial y con miras a un trabajo eficiente.
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