Fue la primera autoridad del país, el Presidente del Estado Plurinacional que más de una vez observó que la incorporación de profesionales de “poncho, pollera y sombrero” en la administración de justicia no logró los cambios deseados, criticando de ese modo el trabajo que se cumple en el Poder Judicial, sobre el cual pesan muchas denuncias.
Sobre este delicado tema, el Presidente convocó a un debate nacional para encontrar soluciones a los problemas de corrupción y retardación de justicia en el órgano judicial. Argumentó sobre el tema señalando “Creo que en vano incorporamos poncho, pollera y sombrero, porque no cambia nada, esa es mi pequeña evaluación”, asintió el Mandatario.
Las contundentes declaraciones del Presidente son más amplias y realmente han sacudido al sistema judicial, cuando la autoridad agregó que “la retardación y la corrupción son el cáncer de la justicia boliviana”, planteando de manera abierta un debate nacional con participación de organizaciones sociales, instituciones colegiadas y hombres y mujeres que quieran contribuir con propuestas sobre el tema, para mejorar la justicia y liberarla del cáncer de corrupción y retardación”.
En la apreciación de los analistas y entendidos, la posición presidencial es paralela con la que hizo conocer a tiempo de posesionarse la nueva ministra de justicia, quien consideró que la “elección judicial fue un desacierto”. Una entrada tal parece concertada para sacudir al sistema, en otras opiniones se trataría de un golpe certero, allí donde más duele la lucha contra los males que hacen tambalear la justicia.
Los legisladores oficialistas se han sumado a la idea del debate sobre la situación de la justicia y han tanteado varias ideas y fórmulas de solución del grave problema. Hubo la idea de un referéndum revocatorio, pero según la ley este hecho no procede, por lo mismo que se buscarán otras alternativas entre las que se menciona “una cumbre social por justicia”. Fue también el Presidente que al proponer esa “cumbre” afirmó “hay que debatir seriamente el tema de la justicia boliviana; la justicia no se levanta, en vano vamos aumentar plata para que la justicia pueda operar bien; si no cambian de mentalidad nuestros abogados y abogadas, creo que no pasará nada”, la observación es contundente y realmente merece una terapia intensiva, luego de que el órgano judicial recibió un pinchazo donde más duele y sin anestesia.
Por su parte la oposición coincide con el criterio presidencial al señalar que pese a las advertencias oportunas, no se tomaron en cuenta las sugerencias para dejar sin efecto una elección de magistrados, cuando lo prudente era y es sostener el procedimiento de reconocer los méritos y atributos profesionales, sin ninguna injerencia político partidista. Este asunto de volver a la meritocracia para devolver seguridad y confianza a la ciudadanía está entre las posibles soluciones que se analizarán más adelante.
Los opositores más radicales convienen en señalar que “es un error pensar que con la modificación de la ley se solucionará el problema de la justicia, ya que si se quiere cambiarla, el Gobierno tiene que sacar las manos de la justicia, cambiar la norma sería sacar unos masistas para poner otros”, es el argumento de una parlamentaria opositora.
El asunto al presente tiene una coincidencia generalizada al reconocer que la justicia está mal, que la corrupción y retardación no cambiaron con la incorporación de ponchos, polleras y sombreros, por lo mismo que se hace urgente una renovación “legal” del órgano judicial boliviano.
Fuente: LA PATRIA
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