Bolivia vive 27 lustros de enclaustramiento marítimo, lo que supone estar privados de nuestro acceso libre y soberano a las costas del Pacífico desde hacen 135 años, como recordamos el viernes 14 de febrero, por la invasión ocurrida a los puertos Antofagasta, Mejillones, Tocopilla y Cobija, de parte del usurpador Mapocho lo que originó la Guerra del Pacífico con el despojo de nuestro territorio el año 1879.
Esa invasión nos priva un acceso directo al mar y posterga nuestras aspiraciones de país marítimo y ser el vínculo directo del Pacífico con el Atlántico, aprovechando la estratégica posición geográfica de Bolivia y de Oruro en particular, lo que supone estar condenados a una secante dependencia de Chile para usar los puestos de Arica, Iquique y Antofagasta.
Para evitar que esa dependencia –para el uso de los puertos del Pacífico- sea perjudicial, la gran responsabilidad del Poder Ejecutivo de la Administración del Presidente Evo Morales, será diseñar una estratégica política marítima para volver al Pacífico aplicando lo establecido en la Constitución del Estado Plurinacional que define el tema marítimo como cuestión de Estado.
El mandato de la Carta Magna, establece en su Artículo 267, parágrafo I del Título VIII de la Relaciones Internacionales, Fronteras, Integración y Reivindicación Marítima del Capítulo Cuarto de Reivindicación Marítima que: “el Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo”, agregando en el parágrafo II que: “la solución efectiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Estado boliviano”.
La posición que asuma el Gobierno boliviano será determinante para conocer la estrategia marítima y no esperar seis años para obtener una respuesta a la demanda presentada ante el Tribunal de La Haya, debiendo otorgarle la mayor significación e importancia al mandato constitucional del libre acceso a las costas del Pacífico, que resulta ser un imperativo para dejar de ser un país mediterráneo.
Nuestros gobernantes no tienen que esperar -por ejemplo- una invitación de la presidenta electa de Chile Michel Bachelet para retomar la agenda de los 13 puntos de la negociación abierta con Chile, otorgándole máxima y primera prioridad a la salida soberana al Pacífico, porque nuestros vecinos tendrán que darse cuenta, que todo el norte de Chile vive gracias al comercio con Bolivia, y que una solución pacífica podría facilitar aún más esta integración comercial para lograr a través de nuestro país una conexión directa con el océano Atlántico.
Con un replanteo de la estrategia y con una nueva lógica marítima el Presidente Evo Morales está obligado a impulsar y concretar la puesta en marcha del primer corredor biocéanico para unir el Pacífico con el Atlántico y viceversa, por las ventajas que ello supone antes que una salida por puertos del Perú, como erróneamente gestiona la Cancillería boliviana, lejos de tener una visión de control y crecimiento geopolítico de nuestra inmensa frontera boliviano-chilena, para dominar el altiplano marítimo central de nuestro continente desde Oruro.
Será determinante la decisión que asuma el Gobierno para establecer un modelo geopolítico de control y efectivo dominio marítimo desde Bolivia para superar nuestro enclaustramiento, para convertir a Oruro en eje de integración del primer corredor interoceánico para llegar en seis horas a las costas del Pacífico por Chile y el Atlántico con el Brasil uniendo a Cochabamba y Santa Cruz como una alternativa de desarrollo con el tráfico de los puertos de Arica, Antofagasta, Iquique, Ilo y Matarani, en la conexión con el Pacífico y los puertos de Santos, Paranaguá, Hidrovía Paraguay-Paraná por el Atlántico.
Así nuestra región podrá convertirse en zona altamente competitiva y Bolivia ser un país respetado para ubicarnos en el contexto de la macrorregión sudamericana y asumir la gran responsabilidad de administrar el poder regional desde el Altiplano Central, caro anhelo de los bolivianos y orureños en particular, que ojalá pueda darse a partir del próximo 23 de marzo, cuando el Presidente Evo Morales, emita un mensaje a la nación para hacer conocer la estratégica política marítima de Bolivia. Sólo resta esperar y asumir con responsabilidad el mandato constitucional de nuestro irrenunciable acceso libre y soberano a las costas del Pacífico, siempre por la razón antes que la fuerza.
(*) Periodista
lapalabraencarnada@bolivia.com
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