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Domingo 16 de febrero de 2014

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Cultural El Duende

Luis Niño, el famoso desconocido

16 feb 2014

Pedro Querejazu Leyton (Sucre, Bolivia, 1949). Estudioso y crítico de arte. Miembro Correspondiente de la Academia de Artes de Buenos Aires (Argentina) y miembro de la Academia Boliviana de Historia

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Cuarta y última parte

Otra pieza que también es de Luis Niño, es la Virgen de Guadalupe de Sucre, óleo sobre lienzo, de 124 x 101 cm. Es una pintura que reproduce la famosa virgen de Guadalupe que pintara Diego de Ocaña en 1600, que se venera en la capilla del mismo nombre en Sucre. Esta pieza de Niño reproduce con el mismo rigor y amor por las joyas cada una de las que tiene incorporadas la imagen, como el papagayo, el galeón, los dos lagartos de la parte baja, etc., siendo la única ausencia notoria la sirena que después se vuelve parte de la iconografía guadalupana de Sucre. Esta pintura tiene dos pares de angelitos, dos que sostienen la corona de la Virgen y otros dos que adoran a las imágenes. La pieza ha sido repintada posteriormente, cubriendo la guirnalda de flores que rodea a la Virgen, pintando un fondo azul y añadiendo un par de toros sobre la media luna, que son parte de su iconografía desde fines del siglo XVIII.

Finalmente, quiero incorporar a las obras atribuidas a Luis Niño, una Virgen de la Merced con Santo Domingo y San Francisco de Asís, óleo sobre lienzo, de 124,5 x 99,5 cm. La pieza está muy repintada tanto en el escapulario de la Virgen como en todo el fondo. Las referencias a las otras obras de Niño son claras, tanto en lacara de la Virgen con cabellera llena de flores, como en los dos santos de los pies. En la parte baja, se puede apreciar que la Virgen pisa sobre querubines y que en las nubes hay una inscripción a medio descubrir.

Todas las obras aquí analizadas corresponden a representaciones de la Virgen María en distintas advocaciones. Además de las imágenes de la Virgen y el Niño, los ángeles son protagonistas importantísimos en la obra de este artista. Las únicas representaciones masculinas son los santos que están al pie de la Virgen en algunas de las pinturas descritas. Estos son: Santo Domingo y San Francisco de Asís, de la Virgen del Rosario, San Antonio de Padua, en la Virgen del Rosario, y, Santo Domingo y San Francisco de Asís, de la Virgen de la Merced.

A modo de conclusión

El resultado del presente recuento es un retablo firmado, dos pinturas firmadas, siete pinturas atribuidas, una custodia atribuida y un probable círculo de seguidores e imitadores en Potosí y La Plata. Aparte de realizar obras de formato grande, mediano y pequeño, con gran capacidad de resolución del espacio, Niño se nos muestra como un artista plenamente mestizo. No le preocupa mayormente la representación del espacio, pero sí la composición y la precisión de los detalles mayores menores. Puede decirse que es un artista que desarrolla grandes obras en base a pequeños detalles, primorosamente representados, pero perfectamente integrados en conjuntos extraordinarios. La calidad de su pintura por otra parte es excelente. Tiene un preciosismo de técnica que no se encuentra ni en el propio Holguín y que sólo Berrío, su estricto contemporáneo, equipara.

Un indicador de la fama del artista y del gusto que se tenía por sus obras es la secuela de tres temas iconográficos que gracias a su obra adquirieron relevancia en la segunda mitad del siglo XVIII y parte del XIX. Estos temas son: la Virgen del Rosario de Santo Domingo de Potosí que, a partir de las obras descritas se representará vestida de azul, hasta el primer tercio del siglo XIX. Otro tanto sucede con la Virgen de Sabaya, que reproducirá vestida de rojo con candela y cetro, hasta principios del siglo XIX cuando la devoción empalmará con el renacer de la representación de la Virgen de Copacabana, cuya devoción se mantendrá hasta bien entrado el siglo XX, particularmente en la obra de los miniaturistas de Copacabana. El tercer caso es el de la Virgen de Guadalupe de Sucre, que a partir de la obra de Niño se convertirá en un tema repetido tanto en Potosí como en La Plata – Sucre, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, llegando incluso al silgo XX.

Es muy probable que a un artista del renombre descrito, orfebre, escultor y pintor, no solo haya realizado pinturas de vírgenes. Habrá que re estudiar, particularmente en Potosí y Sucre, las obras que cotidianamente están delante de nuestros ojos, alguna de las cuales podría estar firmada, sin que nadie se haya percatado.

Sigue dominando en el país el gran prestigio y el estilo europeizante de Holguín. Sin quitar méritos a la obra de ese magnífico pintor y sin dejar de estudiarlo, es preciso replantear los puntos de vista para mirar el arte colonial que nos ha sido legado. Hace falta poner la atención necesaria a la obra de aquellos otros protagonistas del arte, igualmente importantes, como: Niño, Berrío, Córdoba, etc., que fueron y son acaso más genuinos y originales que el “pincel de oro”.

Nota final

Las descripciones técnicas y formales de las piezas aquí descritas están basadas no solo en un análisis visual de las imágenes sino también en que me ha tocado el privilegio de realizar los tratamientos de conservación y restauración de las dos Virgen de Sabaya, tanto la de la Recoleta de Sucre como la de la Moneda y de la Virgen del Rosario, gracias a lo cual he podido tener una visión y comprensión de los procesos de creación y elaboración de cada una de ellas. Por otra parte, el descubrir y atribuir a Niño cinco piezas existentes en el Museo de la Casa Nacional de Moneda, en Potosí, ha sido posible gracias al recientemente realizado trabajo de catalogación de sus colecciones de pintura virreinal, trabajo que me fuera encomendado por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, por lo cual estoy muy agradecido.

Fin

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