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Domingo 07 de febrero de 2010

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Revista Dominical

A casi 30 años de un periplo diablesco por la vieja Europa

07 feb 2010

Canciller alemán: “Si Beethoven se levantara de su tumba, sería para componer una linda diablada” • Por: Elías Delgado Morales

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Hace casi 30 años, numerosa delegación de la popular Fraternidad Artística y Cultural La Diablada de Oruro, Bolivia, visitó la señorial Europa participando en el Séptimo Festival de la Máscara, organizado por la Casa de Cultura de la ciudad de Rennes, Francia.

Exactamente un 19 de mayo de 1980 decolaba del aeropuerto de La Paz un Boeing 747 de Air France, transportando a 70 danzarines de ambos sexos y 20 músicos de la Banda “10 de Febrero”, todos conducidos por ese consumado folklorista y hombre de empresas señor Marcelino Murillo Román, perfectamente uniformados y luego de haber seguido un cursillo de preparación sobre historia, geografía, folklore, urbanidad y cultura general.

Durante 45 días recorrieron 21 ciudades de 7 países del viejo continente, portando el mensaje de confraternidad del multifacético folklore orureño, como ninguna institución de su género, no sólo de esa fecha, sino hasta nuestros días, en que el Carnaval de Oruro alcanzó ya el privilegiado rango de Patrimonio Intangible de la Humanidad.

El Presidente de la entidad diablesca exhibió abundante documentación de este impresionable periplo, consistente en programas, afiches, plegables, noticias y comentarios en varios idiomas, además de cientos de fotografías testimoniales de todas las actuaciones en Europa. Hoy, dudamos que pueda reproducirse otra vez esto que podría llamarse hazaña, de no mediar un espíritu de extensión cultural y amor al terruño, como lo hizo entonces la gente de Marcelino Murillo.

Entusiasmado por todo ello y evocando con nostalgia, el Presidente de dicha delegación demostró que la diablada orureña, bailó, alegró y fundió lazos indestructibles de amistad y acercamiento en las siguientes ciudades y países del continente europeo: Burdeaux, París, Brive y Rennes en Francia; Roma, Módena, Ferrara, Capri, Venecia, Imola, Asti y Milán en Italia; Berlín, Munich y Bon en Alemania; Amsterdam, Utrich, y La Haya en Holanda y Ginebra en Suiza.

Los diablos de la Fraternidad en todo momento exhibieron alto sentido de responsabilidad, espíritu de cuerpo y ascendrada solidaridad mutua, a pesar de la frecuencia de los sucesivos viajes y el ajetreo de tan larga gira, en que usaron virtualmente todos los sistemas de transporte conocidos y no conocidos, de acuerdo a una agenda programada por Monsieur Jack Gaytelly, coordinador del viaje y de la Casa de Cultura de Rennes.

Cuando las fuerzas flaqueaban por la sucesiva carga y descarga de “cajas” en que iban los disfraces, y en muchos casos las dobles presentaciones que debían ofrecer en un solo día, con temperaturas poco usuales, no faltaba la palabra admonitoria del Presidente Murillo: “los cobardes se quedan en la playa y los valientes mar adentro”, solía arengar a sus huestes, levantándoles el ánimo remarcando además, que eran legítimos embajadores culturales y de buena voluntad, ya no sólo de Oruro, sino del país entero. En todo momento –dijo-- estaba presente la imagen de la Patrona de Oruro, la Virgen del Socavón, en cuyo loor bailan anualmente estos folkloristas. Todos, hombres y mujeres, portaban siempre una imagen de la Virgen entre sus atuendos artísticos y enseres personales.

Esos extraordinarios actores de nuestro Carnaval, generalmente se presentaban en teatros dotados de recursos técnicos modernos, coliseos con llenos completos de público, centros culturales connotados, complementando en algunos casos con “pasacalles” de ocho a diez cuadras muy apreciados por heterogéneos contingentes humanos, de encontrados gustos y preferencias artísticas.

Donde fueron los diablos, encontraron entusiastas residentes bolivianos portando la tricolor nacional, con quienes generalmente su suscitaba emotivo fin de fiesta, concluyendo a veces a avanzadas horas de la noche.

Aquellos connacionales no podían convencerse de tanta belleza artística y de la presencia de tan crecida comitiva, expidiéndose con lágrimas, abrazos y evocaciones mil por la tierra ausente y la fuerza de nuestras tradiciones y del folklore nacional.

Entre algunas anécdotas salientes de la gira, Marcelino Murillo reveló por ejemplo que el Canciller Alemán de entonces Helmut Koll, les dijo en un agasajo en los jardines del congreso: “Si Bethoven se levantará de su tumba, sería para componer una linda diablada”, a tiempo que les estrechaba la mano emocionado, porque nunca había visto y valorado, la fuerza de tanto conjunción artística, de tradicionalidad, lujo y colorido.

Murillo mencionó que entre los lugares de mayor relevancia visitados por la Fraternidad, se cuentan el Santuario de la famosa Virgen de Lourdes, la torre de Eiffel y la Sede de UNESCO en Francia; en Italia: Roma la Ciudad Eterna por haber protagonizado los acontecimientos más importantes del cristianismo en la historia de la humanidad, Ciudad del Vaticano, las colinas de Esquilino, del Palatino y del Celio, el Anfiteatro Flavio y el célebre Coliseo construido por el Emperador Vespaciano; luego la Puerta de Brandemburgo en Alemania; como no podía ser de otra manera, degustaron la cerveza en Munich en shop de tres litros. En Ginebra Suiza visitaron la Fundación Simón I. Patiño, donde estudiaban muchos becarios bolivianos, luego las costas del mar Adriático y el mar del Norte en Utrecht a cien metros bajo el nivel del mar, demostrando los fraternos que estaban listos y aptos para bailar en cualquier clima y altura.

Junto a estos folkloristas bolivianos participaron en aquel Festival de la Mascara, diversas expresiones coreográficas de países tan lejanos como: Japón, Zambia, China, Tanzania, Laos, Corea, India, Rumanía, Egipto, Italia, Armenia y Gran Bretaña.

Todos fueron despedidos en una emotiva ceremonia final en París, por el Director de la Casa de Cultura de Rennes, Chariff Krassnadar y naturalmente Jakc Gaytelly, inspirador para el viaje de los fraternos.

Esta comitiva de casi 100 personas retornó al país arribando a Oruro el 5 de julio siendo recibidos por una multitud en el retén de San Pedro, llegando junto a una caravana de motorizados al Salón Rojo de la Municipalidad, donde el Alcalde Alfredo Céspedes les declaró embajadores culturales entregándoles un diploma de honor.

Al presente han transcurrido casi 30 años y algunos de los integrantes de esa delegación ya están en el Más Allá. Al resto, les sobrecoge un impulso de nostalgia y remembranza ratificándose en que nuestro folklore es el más vigoroso del continente, pero siempre bajo la advocación de la Virgen Minera, cuyo sagrario será eterno a través de los siglos.

La hazaña de los fraternos será escrita con mayores detalles en una monografía, por que forma parte sustantiva del historial de nuestra estupenda cultura tradicional y popular y del título conferido por la UNESCO; aunque no se haya avanzado gran cosa por dignificarlo y engrandecerlo a este último, generalmente por interferencias y pugna de intereses de gentes, que están muy bien identificadas por la población.

D e esta manera, la apreciada institución diablesca hizo honor al denominativo que lleva por artística y cultural, cuyo legado para las generaciones presentes y sucesivas no debe amenguarse sobre sus pilares básicos de sustentación que son: total identificación con Bolivia, amor a toda costa por Oruro y sobre todo, ascendrada religiosidad y fe por la milenaria Patrona que es vigía de los actos diarios de todos los moradores de este laborioso girón de la Patria amada.

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