Un reciente evento internacional con fines de fomentar y promover la integración de las naciones que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) ha mostrado cierta efectividad práctica en sus fines y objetivos, para motivar además solidaridad entre las naciones del todavía conocido “tercer mundo”.
Los resultados que directamente lograron en el evento países de ideologías afines, como Cuba, Brasil, Venezuela, Bolivia e inclusive México, es un reflejo de los cambios que se da en la región y que promueven la vigencia de ciertos propósitos para hacer más fuertes a organismos integracionistas de regiones muy específicas, como en el caso de la Celac, que alinea a los países de la América Latina e incluye a los del Caribe, pasando por Centroamérica, donde soplan vientos de solidaridad en democracia.
Lo evidente es que ciertas corrientes aún “conservadoras” no han querido resaltar en el evento que se cumplió en La Habana, pero igualmente fueron parte de las resoluciones aprobadas, que no son otras que enfrentar la crisis global y las desigualdades de las sociedades latinoamericanas.
Cuba que desde hace poco entra al cambio de su matriz política y económica, resultó doblemente beneficiada con la reunión de la Celac, pues a más de promover las innovaciones en la Isla, dos países participantes del evento y considerados como las potencias económicas de la región, el caso de Brasil y México, decidieron asumir responsabilidades en los planes del desarrollo cubano, lo que significa que a través de la firma de acuerdos dispondrán de inversiones importantes en Cuba, caso de Brasil que colocará un fuerte financiamiento para la construcción de un “megapuerto”, en tanto que México decidió liberar a Cuba del 70 % de una deuda de 340 millones de dólares. Por otra parte Venezuela y Cuba tienen un acuerdo para ejecutar más de 1.250 millones de dólares en la gestión del 2014.
Estos elementos que muestran un nuevo comportamiento en las relaciones de países y mandatarios de una amplia región del mapa latino y caribeño, es una prueba de la voluntad de fortalecer la unidad de la zona, frente a otros conglomerados del mundo, donde los factores de unidad restan, en lugar de sumar, como está aconteciendo en nuestra América Latina.
Los problemas más recientes en el orden económico se han producido en el esquema de las grandes potencias, es decir allí donde predomina el poder económico que además impone condiciones al resto de países que están luchando por lograr independencia para enfrentar la inequidad que en muchos casos es la causa del retraso en los planes de progreso de los menos ricos.
En el caso específico de países que producen materias primas, como el nuestro, el sometimiento al juego de los precios es una situación que vulnera los derechos y libertades de los pueblos y esa situación, comienza a cambiar con las políticas de unidad y solidaridad que están aflorando en las naciones cuyos gobiernos por encima de simples ideologías están pensando seriamente en el poder que tiene la unidad, como fuerza de cohesión y solidaridad para definir grupos afines en perspectivas, anhelos y defensa de sus derechos.
Las presiones todavía vigentes que se manejan en países de Europa, Asia y Norteamérica irán bajando en intensidad ante las decisiones de los gobiernos de América Latina, el Caribe, Centroamérica, que se unen para concretar la expansión de un intercambio comercial que beneficie a la región, consolidando sus organizaciones integracionistas, democráticas y solidarias.
Fuente: LA PATRIA
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